Walter

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—Muévete —me empujó papá para sentarse a mi lado, en el sofá, mientras me ponía los zapatos, y cambió el canal de la talevisión—. ¿No tienes que irte ya?

—¿Te molesta tanto mi presencia? —pregunté con sequedad.

—Me decepciona, mas bien —cruzó las piernas—. Bueno, sí, también me molesta un poco.

Suspiré.

—Ya me voy —anuncié, poniéndome de pie.

—Si pasas por tu casa, dile a Patrick que le comparé boletos para la banda que quiera a cambio de que te deje volver. A tu puta casa —dijo lo último en voz baja.

—¡Ya olvida el tema!

—Sólo cuando empieces a tomar buenas decisiones.

No dije más y salí de allí molesto. Era lo que tenía que soportar cada día.

Desde lo de Gale, no lo había visto en un largo tiempo. Y qué bueno, pues luego de lo ocurrido sólo tenía ganas de molerlo a golpes.

Cuando llegué al precinto, noté muchas miradas puestas en mí que me incomodaron. No sabía qué estaba pasando y no estaba de humor para juegos. Entonces vislumbré a Gale al final del pasillo, de brazos cruzados y evitando todo contacto visual. Fruncí el ceño y me acerqué a él para aclarar las cosas, pero dos compañeros se interpusieron.

—¿Adónde crees que vas, Briton? —me preguntó uno de ellos.

—¿Qué les pasa? ¡Muévanse! Quiero hablar con Gale.

—Conque hablar, ¿eh? —intervino el otro, y dos más se pararon detrás de mí. Me hirvió la sangre—. No dejaremos que te le acerques, ¡pervertido!

—¿Cómo me llamaste? —fruncí el ceño.

—Nos contó lo que le hiciste. ¡Das asco!

—¿Lo que le hice? —apreté los puños y vi a Gale. El infeliz ni siquiera tenía el descaro de mirarme—. ¿Qué se supone que le hice?

—¡Trataste de abusar de él!

Nos ganamos la atención de todos a nuestro alrededor. Era el colmo. Gale era un maldito embustero y cobarde. Ahora todos pensaban que era un violador por su culpa, cuando él fue quien trató de abusar de mí.

—Si por mí fuera, te pondría en una celda ahora mismo. Los tipos como tú me enferman.

—¡¿En verdad le van a creer esa basura a ese maldito mentiroso?! —exploté—. ¡Diles la verdad, Gale! ¡Diles que realmente fuiste tú quien trató de abusar de mí!

—¡Eso es mentira! —por fin habló.

—¡Desgraciado! ¡Si todo este tiempo haces bromas sexosas de mal gusto e insinuaciones a todo el mundo!

—¡Son sólo bromas, Wally! ¡No pensé que te lo fueras a tomar tan a pecho como para enamorarte de mí!

—¡Pedazo de mierda! —aparté bruscamente a mis compañeros y me acerqué a él hecho una fiera, pero me detuvieron y comenzamos a forcejear.

—¡Aléjate de mí, pervertido! —exclamó Gale.

—¡Infeliz! ¡Arruinaste mi vida y ni siquiera tienes las agallas para enfrentarte conmigo! ¡Maricón de porquería!

Entonces alguien me dio un puñetazo. No iba a dejarme, así que se lo devolví y se inició una acalorada riña. Varios se unieron para intervenir. Mi único objetivo era Gale. No le quitaba los ojos de encima. Pero nunca pude alcanzarlo y eso me enfadó aun más. El capitán apareció luego y puso orden. Sin embargo, las cosas estaban a punto de ponerse peor.

A pesar de haberle explicado todo lo sucedido, cada quien con su versión, tomó la decisión de suspendernos a todos los involucrados en la pelea por tiempo indefinido.

La peor parte del día fue cuando llegué a casa y de nuevo tuve que escuchar la bocota de papá.

—¡¿Qué?! —exclamó cuando le conté de mi suspensión.

—Sólo será hasta... tiempo indefinido...

—¡¿Tiempo indefinido?! ¡¿Tendré que mantenerte hasta entonces?! ¡¿Por qué tengo que salir perjudicado también por tus estupideces?!

—¡No tienes que mantenerme! ¡Puedo conseguir un empleo temporal! —repuse.

—¡No voy a permitir que mi único hijo se rebaje a ser mesero o algo así! ¡Prefiero que seas un mantenido como el princeso de Patrick!

—¡No lo llames así!

—¡¿Y qué si lo llamo así?! ¡Ustedes ya no son nada! —Dicho eso, tomó su portafolios y salió de casa cerrando de un portazo.

Me acosté en el sofá y me puse el cojín en la cara, abatido. Necesitaba arreglar las cosas ya con Patrick o iba a volverme loco. Si no podía acercarme a él directamente, quizá podría con ayuda de alguien a quien estimara mucho. Sólo se me cruzó por la mente su mejor amigo el locutor.

Dos enamorados en patrullaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora