Había pasado un mes desde que Patrick y yo comenzamos a salir. Como vivíamos juntos, las cosas iban de maravilla y cada vez nos llevábamos mejor. Estaba feliz de tenerlo.
Una mañana, luego de haberlo pospuesto tanto, finalmente le presentaría a mi papá. Íbamos en mi auto y mis manos sudaban. Estaba muy nervioso. A los diecinueve, tuve un novio llamado Marlon; cuando se lo presenté a papá, prácticamente nos cerró la puerta en la cara. Ese es otro factor por el cual no tuve muchas relaciones.
—Y... ¿cómo es él? —me preguntó Patrick.
—Antipático.
—Me refería a en apariencia.
—¡Oh! Pues... somos idénticos, de hecho; en estatura, tono de piel, color de ojos, cabello... Excepto que tiene barba de candado, canas y viste formal siempre.
—Uhhh, debe ser sexy —se rio.
—No digas eso, por favor. O sea, no es feo; su forma de ser es su único defecto.
—Sólo logras que me intrigue aun más conocerlo.
Llegamos en menos de diez minutos y ambos bajamos del auto.
—Qué casa —dijo Patrick.
—Aún podemos regresar. El auto sigue encendido —dije. Él pensó que bromeaba, pero no lo hacía.
Entonces nos acercamos. Había llamado a papá temprano para decirle que le haría una pequeña visita. No quise darle más detalles.
Toqué el timbre, pero no nos abrió.
—¡Papá, soy Walter! —grité.
—¡Pasa! ¡Está abierto! —respondió.
Entramos y nos dirigimos a la sala. Patrick curioseaba el lugar.
—Vaya... debe ganar bien en lo que sea a lo que se dedique —dijo, observando unas figuras de cristal que estaban en el librero.
—Es abogado. Se encarga de sacar de prisión a los criminales que encierro —respondí—. ¡¿Dónde estás?! —le grité a papá.
—¡Me estoy vistiendo, maldita sea! ¡Aguarda! —gritó desde la segunda planta.
—¿Quién es ella? —preguntó Patrick, señalando una fotografía enmarcada que estaba en la pared.
—Es mi madre.
—¿Dónde está ella?
Antes de pudiese responder, papá bajó ajustándose la corbata.
—¿Por qué estas aquí? Dudo mucho que vengas a visitar a tu padre por el simple hecho de que lo amas. Algo debes querer. ¿Dinero, quizá? —Se detuvo frente a ambos y clavó la mirada en Patrick, escudriñándolo—. ¿Quién es él?
Mi estómago se revolvió y me paré frente a papá, con Patrick atrás de mí, para que estuviese a salvo. «Aquí vamos», pensé mientras suspiraba.
—Papá —comencé—, él es Patrick. —Entrecerró los ojos y yo desvié la mirada. No soportaba ver esos ojos asesinos desde niño—. Hemos estado saliendo desde hace un rato, y vine para presentártelo. Es mi novio.
ESTÁS LEYENDO
Dos enamorados en patrulla
RomancePatrick es engañado por su novia, lo que lo orilla a intentar cometer suicidio al conducir por la carretera en estado de ebriedad. Por suerte, la sirena de una patrulla le hace reaccionar a tiempo. Entonces conoce a Walter, el hombre que le dará...