Tim

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Me llamo Timothy Tyder, pero todos me llaman Tim. Actualmente tengo treinta y nueve años, una linda esposa, un hijo emo, un terrible cuñado, un empleo genial, un mejor amigos gay... ¡Pero en fin! En esta ocasión, me tocó narrarles sobre el pasado:
Tenía veintiséis años cuando esto sucedió. Recuerdo que me dirigí a la KGGL, como cada mañana, para arreglar unos asuntos con Tracey. Al llegar a la estación, me recibió con aquel cariño y respeto que me tenía.

—¡Te estuve llamando por horas, idiota! ¡¿Dónde estabas?!

—Fui por un cafecito. Cálmate —agité la mano, restándole importancia.

—La transmisión empezará en menos de una hora y ni siquiera hemos terminado el guión —me lanzó un fólder que atrapé sin problema—. ¡Ponte a escribir!

—Ya voy, ya voy... Qué amargado.

Entonces trajo bebidas y nos sentamos a escribir los dos.

—¿Cómo está Patrick? Mencionaste que rompió con su... novio —preguntó Trace.

—Mm, sí. Pero no creo que estén separados; mas bien, se dieron un respiro o algo así.

—¿Por qué crees eso?

—Porque desde que comenzó a salir con el policía, no lo había visto tan feliz. Seguro lo perdonará.

No dijo más y seguimos trabajando en el guión, hasta que alguien comenzó a tocar la puerta del estudio con insistencia.

—Vas —dije.

—¿Por qué yo?

—Estoy escribiendo.

Me obedeció, no sin antes maldecirme. Vi de reojo que al abrir un hombre bastante alto, fornido, de cabello oscuro y ojos verdes se hallaba parado afuera. Nos intimidó a ambos. ¿Quién era y qué quería?

—Tim —inquirió Trace al voltear a verme.

—Amigo, el gimnasio está aquí en frente —le dije al desconocido.

—No, yo... Lamento haber interrumpido. —Su tono de voz me relajó. Pensé que quizá sólo era rudo en apariencia—. ¿Eres Timothy? ¿Ryder?

—Tim, de preferencia —respondí sonriente y de brazos cruzados—. Aguarda, ¿te envió El Buitre por lo de la bola de nieve? —me di dos golpecitos en la nariz.

—¿Ah? No. Mi nombre es Walter.

—¿Walter? —arrugué la frente—. ¿El novio de Patrick? —Él asintió—. ¡Santo cielo, amigo! ¡Finalmente te conozco en persona! Patrick no me advirtió lo hermoso que eras. Me molesta que seas más alto que yo. ¿Qué te daban tus papás? ¿Vitamina A, B, C...? La D es para... ¿Es la que nos da el Sol, no?

—Tim, escúchame... necesito que me ayudes a recuperar a Patrick. Estoy desesperado.

—¿Qué? ¿Ayudarte? ¿Acaso no lo engañaste en el funeral de su padre?

—¡Todo fue un malentendido! —exclamó, sobresaltando a Trace y a mí—. ¡Patrick no me dejó siquiera explicarle y ahora no puedo ni acercarme a él! Si me permitieras contarte lo que pasó en realidad...

Dos enamorados en patrullaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora