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Harry mordió su labio inferior mirándose al espejo, acomodando sus rizos y desacomodandolos ¿Y por que tanto escandalo? Pues...

-¡Harry! ¡El desayuno, muchacho! Que la reina te va a matar...-. Una de las mucamas se apiadó de él, notando que estaba en cualquier parte menos en donde debía estar.

Harry se apresuró a dejar el espejo un momento para poder tomar la bandeja del desayuno servido, Lidia, una de las mujeres que trabajaba para la familia le preparó el desayuno para que Harry solo tuviera que llevarlo. Él suspiró aliviado y agradeció a la anciana mujer con un beso en la mejilla.

-Gracias, Lidia, si no fuera por ti ya me hubieran corrido hace rato.

La mujer negó con diversión riendo antes de hacer un gesto despreocupado-. Ambos sabemos, muchacho, que el señor Louis jamás lo permitiría.

Harry sonrió, sus mejillas volviendose rojas sin razón aparente... ¿o sí?.

Como cada mañana, el desayuno fue servido a cada integrante de la familia, siempre dejando a Louis al final... y esta vez Harry estaba jodidamente nervioso. Respiró hondo sintiendo como sus manos comenzaban a temblequear, estaba tan ocupado mirando sus pasos que no notó cuando Louis tomó la unica taza que quedaba sobre la bandeja. Le sonrió con calidez y esperó pacientemente a que Harry levantara la mirada.

-Hola, Harry, Buen día.

Como Harry imaginó, la voz de Louis le quitó todo nerviosismo, toda la ansiedad, los ojos de Louis lo ayudaron a olvidar todo lo que en ese momento le preocupaba y simplemente sonrió.

-Buenos días, Louis... ¿Como estas hoy? Toca un día pesado, tienes clases de Historia, piano... Equitación, si no me equivoco. Estaré contigo en piano e Historia, pero a partir de equitación ya no... ya sabes, los Miercoles son para tus hermanas también...

Louis sonrió antes de volver a sentarse en su cama, sabía que el chico estaba nervioso, no era dificil de notar...

-¿¿Puedes tranquilizarte rizos?? Nadie te está corriendo chico

Harry enrojeció de repente y calló para luego dedicarle una mala mirada al muchacho que terminaba de sentarse en la cama. Quien al ver su reacción solo se echó a reir y guiñó un ojo en su direccion.

-Vamos, Harry, relajate en serio... No quiero que las cosas se vuelvan raras. Éramos amigos antes y lo seguiremos siendo... no quiero perderte confianza, eso sería retroceder y hemos avanzado mucho como para volver atrás. ¿Podemos hacer las cosas bien y avanzar?

El menor suspiró antes de dudarlo... Pero termino asintiendo de todos modos, pues él tambien quería avanzar y no retroceder.

-Me gustaría eso... Si.

Louis sonrió con calidez, haciendo que Harry tambien sonriera. Y ya está, no tenía más, mientras Louis estuviera a su lado, Harry sería feliz.

X X X

La mañana había transcurrido un poco agitada, más de lo que a Harry le hubiera gustado. A pesar de que las clases para las niñas no las iba a dar debido a que las gemelas estaban enfermas, eso solo le significaba el doble de trabajo, ya que debía estar atento por si necesitaban algo, o por si la reina le pedía algo extra, lo cual siempre solía ser así.

Ésta vez, como sus clases del día habían terminado y Louis no tenía actividades hasta más tarde, la Reina les permitió hacer lo que quisieran, siempre y cuando no salieran del castillo. Así que, en un día lluvioso como lo era éste, ambos decidieron que lo mejor sería quedarse en la biblioteca. Subieron hasta el segundo piso de la misma, para luego sentarse junto al ventanal. Louis se sentó con naturalidad en el piso, sin importarle en lo más minimo si estaba limpio o no, o si se quedaría mal al sentarse con las piernas cruzadas, algo que según su madre era indigno de un principe que se respeta. A Louis no le pudo dar más igual.

At the feet of the prince (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora