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Freddie cuando pelean.
— ¿Qué diablos te pasa, Freddie?—, gritaste, agotada de la actitud de tu novio. Últimamente, parecía como si no le importara nada, mucho menos tú.
—Ya no me preocupado por mí mismo—, sentenció el chico, encogiéndose de hombros mientras negaba levemente. Un bufido escapó de tus labios, sin poder creerlo, antes que tus ojos comenzaran a cristalizarse debido a la ira.
—Tampoco lo hago yo, ¿no es así? Ya no te intereso, Freddie.
Un largo silencio se formó. Los ojos de ambos se mantenían firmes sobre el del otro, tus ojos cristalizados a diferencia de los de él. Los ojos de Freddie seguían fríos, sin emoción alguna.
—No es cierto—, negó Freddie finalmente y, entonces, se acercó a ti y besó tus labios. Era una relación extraña, cagada y sin igual, pero tú le besaste con pasión por igual, porque aún así lo amabas.
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