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Effy mientras tú pareces ser la única que demuestra un interés por su persona.
Tú eras una amiga cercana de Tony por lo que, un día que él no podía acompañar a su hermana, él te rogó para que tú lo hicieras. Finalmente, aceptaste, a cambio de un par de favores —. ¿Por qué no hablas? ¿A nadie le interesa?—, preguntasté mientras ambas estaban sentadas en medio de una plaza, intentando conversar con ella.
La chica te miró por un momento y tú le devolviste la mirada. Sus ojos eran del mismo color que los de Tony, aunque ella cargaba una mirada penetrante y observadora, casi misteriosa mientras parecía cargar con el peso del secreto del universo sobre sus hombros.
—No me lo dirás—, afirmaste con una media sonrisa una vez que la chica volvió a mirar a un punto perdido frente a ella. Le observaste por un momento y, cuando estabas dispuesta a rendirte, sus labios se estiraron en una media sonrisa y negó ligeramente con la cabeza —. Sin duda eres una caja de sorpresas, Elizabeth.
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