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Yurio tragó en seco, la doctora Tsukino lo escrutaba con la mirada mientras tamborileaba los dedos sobre el escritorio y fruncía sus labios. Sentía que regresaba a su época de primaria donde reiteradas veces fue llamado a dirección por reñir con sus compañeros.
Habían asistido a su control mensual una semana después de su reconciliación. Por supuesto que la doctora estaba al tanto de lo sucedido y ese era el porque la pareja estaba siendo regañada.

-Yuuri pusiste tu vida y la de tu cachorro en riesgo. Y tú- lo miró enfadada -Se suponía que ibas a cuidarlo. ¿En qué estabas pensando?-

-No se repetirá- Yuuri respondió con cabeza gacha.

-Claro que no- dijo la doctora, sin dar paso a la duda -Ahora debemos enfocarnos en que recuperes tu peso. Así que señor Plisetsky, usted no se apartará de su esposo-

-Sí, está bien-

-Mamá necesita de las feromonas de su alfa y, por supuesto, nada de estrés- nuevamente desvió su atención al omega -Y deben ir al curso de preparto. Aquí está la información-

Yurio tomó el folleto que le alcanzaba.

-Te recetaré vitaminas prenatales y un poco más de hierro. ¿Estás utilizando alguna crema para tu piel?-

-Sí, una con vitaminas A que Yurio compró- sus mejillas se sonrojaron.

-Bien. Entonces eso será todo por ahora, los veré en el próximo control- estrechó la mano de ambos -Y compórtense por el bien de su hijo-

-Lo haremos- el rubio estrechó la cintura de su esposo.

Caminaban muy juntos, Yuuri no cabía de la felicidad al sentir el calor del alfa contra su lado derecho. Yurio era el esposo perfecto, pasaba todo su tiempo libre junto a él, lo ayudaba en sus labores asegurándose de reemplazarlo en las más pesadas e incluso estaba atento a cada capricho y antojo que pudiera tener. Pero su contacto físico aún era mínimo. Yuuri supuso que era porque se estaba quedando en el onsen y eso lo incomodaba, así que estaba sumamente agradecido con la obstetra por ordenar que estuvieran juntos.

-A tus padres no les va gustar-

-¿Hum? ¿Qué cosa?- Yuuri estaba tan centrado en sus divagaciones que no escuchó lo que decía.

-No puedo contigo, cerdo- el rubio negó con la cabeza -Ven vamos a comer algo. Funcionas mejor con el estómago lleno-

-¡Yuri!- hizo un puchero y volteó.

En realidad no quería que lo viera sonreír, se sentía muy emocionado al escuchar como volvía a llamarlo "cerdo".

-¿Cómo sí pudieras decir lo contrario?-

Lo guió despacio hasta una cafetería. El día se presentaba cálido así que ordenaron un par de licuados y unos croissant. Durante unos minutos todo fue risas y comentarios sobre las actualizaciones de Phichit y los demás patinadores en la red. La mayoría había regresado a su hogar luego de que Yurio se retirará de la competencia.

-¿Has pensado que sucederá con tu carrera?- removía su licuado sin apartar la vista del líquido.

-Ya escuchaste a la doctora ¿No?-

-Por mi culpa quedaste afuera de la final y ahora esto- Yuuri se mordió el labio conteniendo las lágrimas.

Yurio lo tomó por la barbilla y levantando su rostro lo obligó a mirarlo a los ojos.

-Me tomaré unos meses para estar contigo y el cachorro. Pero seguiré entrenando, tal y como querías- sonrió burlón -Espero que con esto estés feliz-

Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora