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-Te hice una pregunta- Yurio apretaba los puños hablando entre dientes.

Yuuri lo miró con desdén sin decir nada, para luego atender a su pequeño que se retorcía entre sus brazos tratando de alcanzar su pie. El pelinegro sonrió y acarició la mejilla de su cachorro, ignorando por completo a su esposo.

-Yuuri Katsuki... te estoy hablando- el rubio comenzaba a perder los estribos -¿Cuándo recuperaste la voz?-

-Creo que fue hace una semana ¿o tal vez eran dos?- el pelinegro se llevó un dedo a la barbilla y entrecerró los ojos pensativo -Como siempre eres tú el que está atento a esas cosas, realmente no  preste atención... ¡Oh! Espera, lo había olvidado ¿Cómo podrías notarlo sí ni siquiera volteas a verme?-

El sarcasmo en la voz del omega hizo que su sangre hirviera. Sin poder controlarse se acercó y lo sujetó por los hombros.

-¿Qué mierda pasa contigo?- gritó, provocando que el cachorro comenzará a llorar. Aún así no bajó el tono de su voz -¿Acaso esto es una maldita venganza? ¿Por qué siempre haces esto?-

-¡Tú dime!- Yuuri lo empujó, alejándolo del cachorro que ya estaba rojo por tanto llorar debido a los gritos de sus padres - Me miras a los ojos y preguntas "¿Por qué?"- hizo una tonta imitación de su voz.

-¡Ahora resulta que es mi culpa!- Yurio se apartó, estaba tan furioso que no le importó que su cachorro llorara a todo pulmón -Siempre es culpa del maldito carácter de Yuri ¿verdad?-

Mari entró al cuarto después de llamar, tenía la cabeza gacha. Yurio pensó que su cuñada se uniría a su hermano para defenderlo, pero la castaña lo sorprendió.

-Yuuri, el pequeño está llorando demasiado- dijo extendiendo sus brazos para tomarlo -Permite que me lo llevé... esto lo está afectando-

El omega se mordió el labio y cerró los ojos intentando contener las lágrimas. Yurio volteó su vista hacia la ventana y se encontró con el blanco paisaje. La nieve comenzaba a caer y recordó su hogar, por un segundo deseo estar muy lejos de ahí.

-Danos unos minutos- el pelinegro dejó que su hermana se llevara al cachorro -Yurio, hay muchos invitados... no es justo que arruinemos su noche con nuestros problemas-

-Me importan una mierda. Esto se termina ahora-

-¿Y cómo vas a solucionarlo?- Yuuri se cruzó de brazos esperando una respuesta que el alfa no podía dar -Mejor dejémoslo para después-

-Tienes razón- el rubio se dirigió a la puerta -Lo hablaremos cuando el idiota de Yuri se haya calmado-

- Yurio... no quise-

-Así está bien- Yurio salió dejando la puerta abierta.

El resto de la noche fue tranquila. Los padres de Yuuri estaban sorprendidos y muy felices de saber que había recuperado la voz, y él sonrió dulcemente a las muestras de cariño y halagos de Mila y Otabek. También felicitó a la pareja por haber formalizado la relación.

El único que permanecía serio y distraído era el rubio, que no dejaba de observar en forma acusadora a su esposo.

-No pareces feliz, Yurio- Hiroko se aproximó acercándole una bebida -¿No te gustó la sorpresa? Yuuri al fin puede hablar-

-Sí, es genial- dijo mientras vaciaba el vaso de una sola vez.

Hiroko iba a decir algo más cuando Minako llego, seguida de los Nishigori, todos armaron un escándalo al escuchar como Yuuri los saludaba con una enorme sonrisa.

Estaban a punto de cenar cuando llegó el último invitado.

-Buenas noches. Perdón por la intromisión- saludó el beta avergonzado.

Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora