25°

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Para cuando llegó Navidad, Yuuri ya podía utilizar las muletas con facilidad. Se desplazaba por el onsen con total libertad y ya no dependía tanto de los demás. A excepción de los momento en que debía cargar a Shura y caminar al mismo tiempo.

A pesar de ir mejorando las visitas del fisioterapeuta aumentaron, sobre todo desde que su hermana lo "cuidaba". Yuuri sonreía feliz, estaba claro que Teru se había fijado en Mari y no desaprovechaba la ocasión de hacérselo notar.

-Tienes que acompañarnos esta noche. Mari y yo haremos un pastel de chocolate y crema. No puedes dejar de probarlo- el pelinegro sonreía en forma cálida. Estaba decidido a ser él quien uniera a la pareja -Vamos, Por favor- 

-Yuuri, déjalo tranquilo- Mari jugaba con Shura.

-Está bien. No insistiré más- hizo un puchero frunciendo el ceño -Pensé que sería una linda forma de agradecerte por todo tu esfuerzo-

Teru dijo sí mientras sacudía la cabeza y reía, al tiempo que lo ayudaba con otro de sus ejercicios.

- De acuerdo. Estaré aquí a las ocho-

-Genial- gritó Yuuri y volteó a ver a su hermana -Escuchaste, Mari-

La castaña levantó los hombros sin darle importancia al asunto, pero no por eso dejo de prestarle atención a su sobrino.

Katrina llamó a la puerta con suavidad y la abrió sin esperar respuesta.

-Yuuri, lamento molestarte. Pero me pediste que te avisara en cuanto Yurio llegara y pues... - dijo la rubia con timidez.

Ella y Yuuri no podían llevarse del todo bien. Y pese a que la rubia no se había acercado a Yurio ni a su bebé, aún no confiaba en ella. Tal vez se debía a lo que había dicho aquel alfa platinado.

Yuuri asintió con una media sonrisa. De todas las personas en la casa sólo Teru y Mari sabían que había recuperado la voz. Ambos lo habían escuchado quejarse debido a un terrible calambre, por culpa de las elongaciones. Su esposo apenas si compartía algunos minutos con él. Así que el omega molesto, decidió mantener la farsa y permanecer en silencio. Y en cuanto a sus padres, estaba seguro que no aprobarían su comportamiento. Aun así creyó que sería bueno revelarlo esa misma noche, durante la fiesta que organizaron sus padres.

El rubio estaba colocándose su abrigo nuevamente, con la mirada fija en su móvil. Cuando Yuuri llamó su atención, tocando su hombro.

-¡Hey, cerdo! Me asustaste- dijo echándose hacia atrás.

Yuuri lo miró confundido -"¿Acaso no me sintió llegar?"- pensó.

-¿Necesitas algo?- Yurio parecía impaciente. Sacó su teléfono y escribió apresurado.

《Olvidé comprar un par de regalos. ¿Puedes llevarme?》

Yuuri no era bueno mintiendo, pero el evitar hablar le facilitaba las cosas. Pues tenía la intención de gastar la tarde en un romántico paseo con su pareja.

-Lo siento. Debo ir a buscar a Otabek y Mila, su avión aterrizará en una hora- revolvió su cabello y depositó un beso en su frente para luego salir con prisa.

Yuuri se quedó parado observando como su alfa se alejaba. Una sensación de vacío y furia comenzó a invadirlo. 

 

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Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora