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Yurio observaba la fachada del edificio y volvía la vista al trozo de papel que su esposo dejó sobre la mesa a modo de invitación. Sólo tenía escrita una dirección, corroboró por última vez el número y el nombre de la calle, no podía estar equivocado era en ese lugar… el hotel más caro y lujoso de la ciudad.

Al entrar fue directo a la recepción. Una joven con una sonrisa amable lo saludó como si lo estuviera esperando.

-Usted debe ser el señor Plisetsky- la joven levantó el teléfono y marcó observándolo sin dejar de sonreír -Sí señor, acaba de llegar… de acuerdo, se lo informaré- dijo y colgó.

-Explícame ¿qué rayos sucede?- preguntó molesto.

-Lo siento señor, no tengo permitido divulgar esa información- la joven extendió la llave en forma de tarjeta dorada sobre el mostrador -Aquí está la llave de la suite, que tenga buena noche-

Sólo asintió y se dirigió al ascensor. Apenas unos segundos después se encontraba en el último piso. Un pasillo elegantemente decorado daba lugar a unos pocos cuartos. Llegó a la habitación e introdujo la llave electrónica.

-¿Cerdo?- preguntó, pero el pequeño recibidor se encontraba vacío. Esperaba que el omega lo recibiera con algún obsequió y su típico sonrojo pero no obtuvo respuesta -¿Yuuri, estas aquí?- su tono de voz fue más fuerte esta vez.

-Sí… Yura- contestó su esposo.

Atravesó con rapidez el recibidor, que bien podía funcionar como oficina por los muebles y el enorme escritorio frente a la ventana, se dirigió a lo que suponía era el dormitorio. La habitación en verdad no carecía de lujos, estaba completamente alfombrada con una fina decoración y una cama matrimonial de tamaño extra grande. Allí estaba sentado Yuuri, vistiendo una de las batas blancas del hotel, tenía la mirada gacha y el rostro de un hermoso color carmín, jugaba con sus pulgares entrelazando sus dedos sobre sus piernas.

-¿Qué es todo esto?- Yurio decidió molestarlo un poco y actuar enfadado, aunque estaba fascinado con el sonrojo de su esposo.

-¿Tiempo… tiempo de calidad?- preguntó en un susurro que parecía más para sí que para él.

Yurio se acercó sonriendo con picardía y lo obligó a levantar el rostro sujetando su mentón.

-¿Y qué esperas hacer en este “tiempo de calidad"?- se inclinó hasta quedar cerca de sus labios -Dime ¿qué quieres cerdo?-

-Festejar tu cumpleaños, Yura- al decir su nombre, Yuuri se humedeció los labios con la punta de la lengua, su mirada subió de sus labios por su rostro hasta encontrarse con la suya.

-¿Este es mi regalo?-

-No… lo traeré enseguida- dejando escapar un dulce suspiro lo apartó para ponerse de pie e ir hasta una silla ubicada frente a la cama -¿Por qué no te sientas aquí mientras voy por el?-

El ruso con una sonrisa traviesa ocupó el asiento, cruzó los brazos sobre el pecho y se decidió a esperar sin hacer preguntas.

-Volveré en unos minutos, quédate así por favor- Yuuri pasó cabizbajo a su lado. El alfa lo siguió con la mirada hasta que se encerró en lo que parecía el cuarto de baño a sus espalda.

En cuanto cerró la puerta comenzó a pasearse nervioso yendo y viniendo frente al lavamanos. Para su suerte el baño era espacioso de no ser así estaba seguro que tendría un ataque de pánico.

-Tranquilízate Yuuri Katsuki- hablaba con el reflejo en el espejo, apoyando las manos a cada lado del lavabo -Tú puedes hacerlo… recuerda tu eros-

Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora