24°

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Yuuri despertó desesperado, estaba seguro que las imágenes que vio en su sueño eran recuerdos. Recuerdos de él con un incipiente vientre, en los que su alfa acariciaba su barriga, en los que compraban las pequeñas prendas para un cachorro, su cachorro.

Se llevó las manos al vientre y deslizó los dedos sobre piel, pudo sentir el hormigueo donde se suponía estaba la cicatriz de la cesárea, las lágrimas caían una tras otra y un grito silencioso salió de sus labios.

-"Mi bebé, mi pequeño cachorro"- pensaba, mientras sentía su corazón partirse -"¿Por qué?"-

Con todas las fuerzas que pudo reunir intentó levantarse, quería ir con su alfa sin importar que. Sus piernas no respondieron y terminó cayendo con un golpe seco contra el frío suelo.

-Señor Plisetsky ¿Qué sucedió?- la enfermera que lo cuidaba, entró un rato después y lo encontró llorando en el piso, abrazando su estómago. El médico ordenó que lo sedaran hasta que su esposo llegara.

-Apresúrate Mari- Yurio llegó a la clínica a primera hora, llevando a su cachorro en brazos.

Se había enterado del incidente con Yuuri al amanecer, cuando el doctor Setzuna lo llamó para informarle de lo sucedido. El rubio no necesitaba explicaciones, podía sentir perfectamente la desesperación del omega a través de su lazo, y sabía exactamente a que se debía.

-¿Estás seguro de esto?- Mari lo miraba angustiada.

-Es lo que él necesita- antes de abrir la puerta le entregó a Shura -Espera a que te llame-

Al entrar sintió una opresión en su pecho, Yuuri estaba sentado con la mirada perdida en un punto en la pared. La inflamación en sus ojos indicaba que había llorado demasiado.

-Hey cerdo ¿Qué ocurrió contigo?- Yurio se sentó en la cama, frente a él -Mírate, estas hecho un desastre-

Yuuri giró lentamente su cabeza, por unos segundos pareció como si no lo reconociera pero luego abrió los ojos de par en par, se sujetó a su camiseta con fuerza y comenzó a llorar de nuevo.

-¿Qué tienes?- Yurio intentaba controlarlo, cuando vio que llevaba sus manos a su vientre. Entonces lo entendió, él estaba en lo cierto, Yuuri había recordado su embarazo.

-Tranquilo, todo esta bien- lo abrazó con fuerza y acarició sus cabellos.

Se quedaron así por un momento, hasta que el omega logró calmarse.

-Oye, katsudon- el alfa lo apartó, empujandolo por los hombros con suavidad. Con su mano derecha levantó su barbilla -Quiero que conozcas a alguien. ¡Mari puedes pasar!-

La castaña entró a pasó lento y Yurio fue a su encuentro, dándole la espalda. Yuuri no comprendía lo que sucedía, el rubio lo miraba por sobre el hombro y sonreía.

-Yuuri- dijo, dándose vuelta lentamente -Él es Shura, nuestro hijo-

El pelinegro se quedó atónito, en los brazos de su esposo había un pequeño cachorro de cabellos dorados y ojos del mismo color que los de su alfa. Cuando Yurio se acercó no supo qué hacer, su miraba oscilaba entre el rostro sonriente del alfa y el pequeño que se retorcía en sus brazos. Estiró sus manos temblorosas para poder tocarlo.

-Aguarda- dijo Yurio, se acercó para ayudarlo a acostarse y colocó al pequeño junto a él -Aún no tienes fuerza suficiente para cargarlo-

Yuuri sonrió y con la punta de los dedos acarició la regordeta mejilla. Creía estar soñando, su cachorro era lo más hermoso que podía existir, tal vez no podía recordar todo su embarazo, pero estaba seguro que amaba a ese pequeño más que a nada en su vida.

Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora