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Esa noche Shura lloró como nunca, no existía forma de calmarlo. Pasó de los brazos de su agotado padre, a los de su tía y de ésta a sus abuelos. Cada uno reemplazaba al otro cuando el cansancio los golpeaba. Incluso aceptó que Katrina lo cargará, pero no hubo ningún cambio. El cachorro extrañaba a su madre, y se los hacía saber con una terrible rabieta.

Cerca del amanecer el cansancio al fin ganó y Shura terminó durmiéndose entre sollozos.

-Maldición- dijo el alfa, apretando los dientes, mientras se dejaba caer en el cojín al lado de la mesa

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-Maldición- dijo el alfa, apretando los dientes, mientras se dejaba caer en el cojín al lado de la mesa. En esos momentos se cuestionaba si era o no un buen padre.

-Cálmate, Yurio- Hiroko le extendió una taza de café -Es normal, cada día que pasa es más consiente de lo que lo rodea y su madre...-

-Lo sé- la interrumpió, cubriendo sus ojos con su mano derecha -No entiendo ¿por qué tiene que ser tan difícil? ¿Qué tengo que hacer para que podamos estar juntos otra vez? ¿Acaso nunca podremos ser felices?-

-¿Por qué no duermes un rato?- Hiroko acarició su cabeza con preocupación. Su yerno en verdad estaba estresado -Nos encargaremos de Shura-

Negó con su cabeza y terminó su café de un sorbo.

-Gracias. Pero debo ir a la sesión fotográfica- se puso de pie y arrastrando los pies con pesadez, se dirigió al baño.

Su agotamiento era más mental que físico. Estaba cansado de ver a Yuuri en esa cama y pensar cuando despertará. Estaba cansado de escuchar llorar a Shura cada vez que sentía el aroma de su madre pero no su calor.

Se maldijo por no poder ser más fuerte. Su familia dependía de él y debía soportarlo, no podía flaquear, no ahora. Shura lo necesitaba y debía armarse de valor.

Estaba a punto de salir del baño cuando escuchó el llanto del pequeño. Apenas se vistió y salió presuroso para atender a su cachorro.

-Se ha puesto rojo y no puedo hacer que se tranquilice- Katrina lo miró con desesperación, caminaba por el pasillo, meciendo y cantando para intentar calmar al pequeño.

-¿Dónde está Mari?- preguntó sin tacto, demostrando su mal humor al verla cargar a su cachorro.

-Estaba algo cansada- la rubia lo miró confusa -Creo que se fue a acostar-

-Ve a buscarla- pasó junto a ella, entrando directamente a la que era la habitación de Yuuri. Rebuscó en el armario, sintiendo el aroma de cada prenda que le omega había dejado allí. Al final terminó por ponerse un hoodie suyo que Yuuri usaba con bastante frecuencia. 

-Dámelo- dijo al salir del cuarto.

La omega obedeció y con prisa fue a buscar a Mari. Shura se calmó un poco al sentir el aroma de su madre.

Yurio se acostó y colocó al cachorro contra sí. Luchaba contra el sueño cuando Mari entró.

-¿Yurio? ¿Necesitas algo?- la castaña susurró, mientras acariciaba su hombro.

Mi Dulce Regalo 《Yuri On Ice》 《Yuyuu》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora