Capitulo 4.-

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-Te conozco- Él apretó mi mano mientras me veía con el ceño fruncido- estabas en el club.

-Si- asentí lentamente mientras daba un paso atrás.

Creí que la mirada que parecíamos haber cruzado solo estaba en mi mente.

-Es una buena canción.

-Es de mis favoritas. – Volvió a sonreír y me relaje aun más.

Me estaba estudiando y yo también a él. Hace unas horas había estado tan concentrada en la música que realmente no me había parado a pensar el porqué podía ver su alma tan dañada. No podía pasar los 25 años pero parecía que cargaba el peso de 100 años en sus hombros.

-¿Quieres otro trago?- Dio un asentimiento a la botella en mi mano. Aunque podía sentirme más confiada a su alrededor al notar su idiotez también sabía que si le seguía el juego terminaríamos en la cama... y yo no le volvía a hablar a un hombre con el que me acostara, solo los ángeles eran la excepción. Pero podía notar lo que buscaba y si quería que no se fuera al infierno tenía que tener la ropa puesta. Él se giro y yo lo seguí hasta el lugar donde estaban dos guardias custodiando su mesa, había tres mujeres y dos hombres.

Estaba acostumbrada a estar con personas borrachas y drogadas a mí alrededor, así que solo me senté y trate de ver un poco de ellos. Estaban jodidos, si... pero no tanto como él. Si quería podía ver su futuro y pasado y aunque estaba tentada sabía que eso no era algo bueno para mí, había aprendido de mala manera a no ver que les pasaría. Veía sus errores veía su muerte, veía su infancia y aunque no quisiera me involucraba. Le pasaba a varios ángeles y para no tentarnos a deber el destino algunos decidíamos no ver más allá de que tan dañados estaban. Pero algo que te imponían cuando te daban a alguien para salvar era no poder ver su pasado o futuro, no ver sus recuerdos con amigos o familia, no tenías nada. Debías ganar su confianza, tenía que contártelo y estar realmente arrepentido. Mientras lo veía servirme y notaba la pesadez de su alma, sabía que iba a ser difícil. Vi que no ponía atención a las otras personas en la mesa, así que supe que hacia bien en no meterme en sus mentes, quizá ni siquiera fueran sus amigos. Justin me ofreció una copa y se sentó a mi lado. Odiaba esto. No sabía nada de él, no quería saberlo. Pero ahora que tenía que hacerlo por responsabilidad, odiaba esa regla de no poder ver nada más allá de su alma. ¿Cómo podía ganarme su confianza en días?

-¿Eres de aquí?

-Si- yo tome un trago de la copa mientras me alejaba un poco, su brazo estaba en el respaldo y eso no era bueno.- Tu música es muy buena- nunca había escuchado nada de él.

-¿Quieres algún autógrafo?- su sonrisa fue ladeada y su cabeza también se inclino, dando una sonrisa matadora. Si no fuera porque veía su alma habría estado tentada a caer.

Tanto daño me repelía, no era de las que les gustaban los chicos malos... quizá en la cama, pero no era de las que intentaba cambiar a nadie, ahora tenía que intentarlo con él.

-Puedo firmarte lo que me pidas- Él había recorrido la poca distancia que había puesto, el ya normal olor a cigarro y alcohol me llego.

-Gracias por la oferta- debí buscar más de él, quizá podría haber cambiado mi imagen... lo podía hacer. ¿Le gustaban rubias? ¿Pelirrojas?

-Tus ojos son hermosos.

-Gracias- Cada vez estaba más cerca yo me gire buscando con la mirada a Gad. Mierda, tenía que poner una barrera. Como podía pasar todos los 31 días con él sin que pensara que estaba loca y me pusiera una orden de restricción.

-Estas nerviosa- Él llamo mi atención al hablar y se alejo mientras daba otro trago- ¿el primer cantante con el que te acostaras?

Si supieras que en este año van dos.

Sálvame: 31 días (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora