Capitulo 13.-

311 26 0
                                    

Era el noveno día y siquiera lo vi más de unos segundos en la mañana.

La noche anterior el solo me había preguntado cómo había salido, tuve que mentirle aunque podía notar su escepticismo. Y en cuanto me dejo tuve que ir con los guardias para que cuando alguien fuera a preguntar en el nombre de Justin, todo cuadrara a la perfección.

El salió e hizo unas entrevistas. En la tarde fue al estadio y dio el concierto. Pero no sin antes dejarme a uno de sus gorilas, que pretendía que no notara pero que podía escuchar a través del pasillo.

Había ido a ver a Gad, él lo había hecho bien al esconder el cuerpo y no se habían matado entre él Asael, Samyaza. Ellos me habían ayudado con el cuerpo y regrese pronto, pero ahora me sentía igual de jodida que hace unos días.

El decimo día me hizo molestarme aun mas, la venda ya no estaba solo había una pequeña curación y tenía el peor humor del mundo. Había desperdiciado diez días de treinta y uno y aun no me decía nada. Espere porque se sentara tan siquiera frente a mí en el vuelo esa tarde, pero él no lo hizo. Íbamos a volar a Toronto y el descansaría dos días antes de ir a Londres. Esto no era una buena perspectiva, según James íbamos a tener un día libre, lo que significaba que no lo vería. Era la peor en este trabajo.

Cuando bajamos ya era noche y vi a Justin alejarse para entrar a otra camioneta. No podía dejar que terminara este día sin intentarlo. A pesar de que no me gustaba me gire y camine, me interpuse antes de que cerrara la puerta y subí.

El me miro un segundo y después negó.

-¿Ahora qué?

-Extrañe que me durmieras con tu tan mal manejo de la guitarra.

Sus ojos se cerraron y note que estaba cansado.

-Lo siento por molestarte... es solo que con mi escapada, creo que otra vez la poca armonía entre nosotros se fue a la mierda.

Estiro sus piernas y la camioneta empezó a andar. Sabía que el chofer nos podía escuchar y fue aun más difícil tener que doblar mi orgullo para intentar salvarle. Su alma aun parecía tan jodida como el primer día.

-Es solo que me siento enjaulada. De verdad que te agradezco que me dieras este trabajo a pesar de no confiar. Pero obviamente estar en una oficina o en un hotel encerrada no es lo que quiero. Lo siento porque eso me puso un poco loca y salir a pesar del hoyo en mi hombro.

Espere porque respondiera y cuando no lo hizo yo quise bajarme, el ambiente era tenso y la mirada que me dedico su chofer de condescendencia, estuvo a punto de empujarme a limite.

El movió su mano y un segundo después un cristal me separo de la mirada condescendiente. El abrió sus ojos.

-Lo siento también, solo saliste. Con un hoyo pero solo eso y supongo que así bailan algunas.

Yo rodee los ojos.

-Críeme que fui más sutil que muchas otras alrededor de ti.

-Eso es cierto- El se encogió de hombros.- ¿Que es lo que quieres hacer?

-Viajar, como todo el mundo...

-Eres buena con la guitarra podía darte trabajo de eso- el bromeaba pero yo me incline.

-Soy mejor que tu.

-¿Tocas algo más?

-¿Aparte de hombres?- pregunte con sarcasmo mientras alzaba una ceja.

La comisura de su boca se alzo un poco mientras negaba.

-Musica...

-El piano- había podido aprender a tocar más instrumentos, pero la guitarra y el piano era lo único que me agradaba.

Sálvame: 31 días (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora