Capitulo 11.-

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Había hecho que el doctor me diera el alta. No tenia problema en meterme un poco en la cabeza de alguien... lo hacía muy bien, pero no era buena en borrar sus memorias y cuando trate que Gad borrara todos los recuerdos de Justin para que pudiera irme, el me dijo que Rahab ya le había avisado que no tenia permitido borrar más que lo esencial. Talle mis ojos y espere enojada. Habían pasado dos días. Tenía que tener la maldita venda en mi brazo al igual que una escayola, podía curarme pero había tenido que quedarme aquí esperando, mientras Justin viajaba a Los Ángeles.

Era el sexto día y después de que ayer le dijeron que estaba bien se había largado. Estaba perdiendo el tiempo en una cama fingiendo mientras él estaba a kilómetros de mí. Era una completa estupidez... una gran estupidez. Una de las mujeres que trabajaba en la disquera entro y me entrego un teléfono.

-Es James, llama para preguntar... dijo que había hablado al cuarto pero no respondiste.

Porque no quería hacerlo... tome el teléfono a regañadientes y espere porque hablara.

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El día de ayer fue una tortura, a excepción de cuando a Gad se le ocurrió aparecer. Me recargue en la cama mientras cambiaba los canales, nada era bueno y parecía que este día seria igual. James solo había preguntado cómo estaba pero no había dicho nada sobre si regresaría al trabajo. Siete días desperdiciados, suponía que no debía de preocuparme tanto el tiempo perdido si iba a ser inmortal. Apague la tv y revise la hora. Realmente necesitaba salir. Puse un pie en el suelo y luego el otro, quería quitarme el yeso pero no podía hacerlo. No me dolía y había hecho que sanara más rápido de lo normal para poder salir del hospital. Pero aunque quisiera hacer desaparecer la herida de un día a otro, no podía... todos sospecharía.

Camine al espejo, el hotel al menos era cómodo.

Mi cabello estaba enredado, mi cara se veía como yo por dentro, al menos si parecía que estaba enferma. Quizá debía mandarle una foto a Justin, quizá si agonizaba el vendría. Quería quitar el yeso realmente pero no quería arriesgarme a que alguien me viera sin él y me mandara otra vez al hospital. Desaparecía la ropa fea que me habían dado y puse una playera de tirantes y un short, acomode mi cabello suelto. Solo quería caminar... lo necesitaba, di un paso hacia la puerta y en ese segundo se abrió, me pare esperando por la mujer y tratando de encontrar una excusa para que me dejara salir.

Justin entro y su mirada paso de la cama a mí, el no tenia precisamente una sonrisa en su cara pero cuando vio que estaba de pie el lucio más molesto de lo normal, si no paraba de tener ese ceño fruncido él iba a arrugarse.

-¿Qué haces fuera de la cama?

-¿Qué haces tú aquí?

El miro mi hombro y agradecí no haber quitado nada.

-Creí que James te había dicho que vendría.

-No lo dijo...

-Ve a la cama. ¿Qué piensas hacer?

-Ya estoy mejor. Quería caminar y buscar un empleo nuevo.

El rodo los ojos.

-Trabajas para mí.

-No, ya renuncie y agradezco esto pero me tengo que ir.

-Te contrate otra vez. Ahora acuéstate.

-Solo fue un disparo, ya estoy bien.- Di otro paso pero él se puso frente a la puerta.

-¿Estas secuestrándome?

-Solo acuéstate antes de que te desmayes o algo, luces mal.

Deje salir un suspiro lento y me gire para caminar ya que al menos no estaría perdiendo el tiempo y parecía que no perdí mi trabajo.

Sálvame: 31 días (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora