Capitulo 8.-

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Me moví mientras veía el paraíso frente a mí, aunque había vivido años y había visto lugares hermosos, siempre me podía sorprender por la naturaleza. Ellos sin duda tenían un gran gusto eligiendo donde vivir. El piso donde estaba era el quinto y daba una vista a la selva, era un lugar solitario en medio de la nada. La paredes eran de vidrio y parecía que flotabas sobre los arboles, lograba ver agua cerca y entendía porque este lugar. Solitario, como les gustaba a los ángeles caídos y alto. No podía imaginar no volar, era como si te quitaran el caminar, esto parecía ser una buena manera de no perder el recuerdo.

-Es nuevo- susurre cuando escuche los pasos de Samyaza a mi espalda.

-Lo construimos hace unos 15 años. Estar en la ciudad es bueno, pero no vivir. Ellos notan que no envejeces.

-Lo sé- asentí y me gire para verlo, su sonrisa aun lo hacia parecer un tipo malo, llevaba solo unos pantalones de la pijama y podía ver su torso desnudo, su sonrisa contrastaba con las cicatrices. El y Asael las hacían desaparecer cuando se acostaban con cualquier otra humana o mujer, pero conmigo no lo hacían. Asael apareció también he igual que Samyaza tenía el torso desnudo dejando ver la cicatrices.

-¿A qué hora despertaron?- Asael pregunto mientras alzaba una ceja y se acercaba para poner sus brazos a mi alrededor.

-Yo no dormí. Pero ustedes por unas dos horas.

-Tú puedes hacer que un hombre se canse- yo me reí mientras sacaba el teléfono y veía la hora en Canadá.

-¿Dónde estamos?- pregunte mientras fruncía el ceño.

-Brasil- Asael beso mi mejilla mientras nos hacia caer en el sillón.

-¿Quieres comer?- pregunto Samyaza y yo asentí.

-Tengo que irme pronto, pero puedo hacer aparecer algo de comida.

-Oh no- Samyaza regreso y yo espere.

-Sabes que le encanta cocinar- hablo Asael a mi espalda mientras prendía la tv.

-¿Qué caso tiene hacer que todo aparezca en un segundo? pensé que ya te habías cansado de eso.

-No aun- negué mientras lo veía caminar a la cocina.

-¿Algún otro ángel caído vive aquí?- pregunte. Ellos podían tener una casa tan grande como esta, pero sabía que no eran de ese tipo de personas que necesitaran algo tan grande.

-Algunas veces ellos vienen, cuando se meten en problemas- respondió Samyaza desde la cocina.

-Viven algunos cerca de aquí, pero ahora estamos solos.

Asentí mientras veía hacia el paisaje y esperaba por la comida. Media hora después Samyaza se sentó a mi lado mientras me daba la comida.

-¿Ya nos dirás porque estás aquí?

Yo sonreí mientras le daba un trago al jugo.

-El tipo al que tengo que salvar- yo empecé mientras seguía comiendo y sentía las miradas de ambos- digamos que es un poco... famoso.

-¿Es algún futbolista?- se burlo Asael.

-Ojala... es cantante.

-¿De rock?- pregunto Samyaza

-No. Es Justin Bieber.

Escuche la sonrisa de ambos al momento.

-¿Lo conocen?

-¿Quién no?- Asael rodo los ojos.

-Yo no... hasta ayer- susurre.

-¿Qué necesitas?- Samyaza ahora comía también.

Sálvame: 31 días (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora