Capítulo veintiuno

2.8K 217 32
                                    


Iker



Suelto un suspiro cuando llegó  a casa, me sentía un poco ahogado pero aún así sabía que mi día no había terminado.  Lo primero que hago cuando abro la puerta es encontrarme con Lexa,  quien me mira con una ceja levantada y sus brazos cruzados.

—¿De dónde vienes, tan misteriosamente  a esta hora?    —le respondo dándole una mirada en blanco, pero al final le sonrió.

—Visitaba a alguien. —Me limité a decir. No terminaría ahí el interrogatorio, lo supe cuando ella me siguió por toda la cocina.

—¿No vas a contarle  a tu hermanita que tuviste una cita?   ¿O Debo imaginar algo peor?

Abrí mis ojos, más por el primer comentario que por el segundo. ¿Una cita? No había tenido una cita nunca, negué incómodo aunque me había preocupado por ocultarlo.


—No debes imaginar nada. —Advertí apuntándole con mi dedo, no era un buen momento para que ella imagine cosas.—Una cita por Dios, que ridiculo.

—¡Ah, entonces estabas haciendo algo ilegal! ¡MAMÁAA!!!

Cuando empezó a gritar le cubrí la cara con mi mano impidiendo que siga haciendo estupideces. Vale, mi hermana era la reina del dramatismo. Solté un suspiro frustrado.

—Estaba con una chica pero no en el sentido que crees,  es mi compañera solo la fui a  visitar.

¿Por qué  me ponía nervioso si hablaba de esto? Mierda, mala señal. En mi defensa Lexa tenía ese don de hacer poner incómodo  a cualquier persona, incluyéndome.

—Pensé que no te importaban tus compañeros de clase...—Dijo mientras caminaba en círculos lentamente. — Oh, Dios.

La mire confundido

—¿Qué?

—¡TE GUSTA ESA CHICA!

Esos gritos me asustaron más que los primeros. Imposible ¿Gustarme Olivia?  ¿Por qué debería? No, para nada. Negué  disgustado ante esa suposición. No me gustaba Olivia en lo más mínimo solamente me sentí.. reflejado en ella en cierta forma.

—No, basta de pensar bobadas.  No me gusta, solo estoy tratando de ser buena persona. Puedo pasar de ella si se me antoja.

—¿Ah, de verdad puedes? 

Sonaba a un reto.

—Claro que puedo.

—¿Puedes pasar un dia entero ignorando a esa chica?

—Pero si la ignoro  sin explicación pensará que hizo algo malo…

Sonrió, triunfante.

—Entonces te importa ¡Ay, te importa alguien!  —Si, estaba emocionada.  Lo sabía por la fuerza con la que tironeaba mi brazo y como daba saltitos infantiles en el lugar. Solté un quejido, apartándome de su agarre. —¿Cómo se llama?

No le digas.

No le  digas.

No le d….

—Se llama Olivia.

¡Genial!  Bien hecho, idiota.

—¿¡Olivia es la chica  que te gusta!?

Me paré en seco, y  los nervios me invadieron de pies a cabeza.  

—Nunca dije que ella me gusta, solo respondía a tus preguntas. ahora, a dormir ¿No tienes clases mañana?

Finalmente, entre quejas infantiles logré que Lexa se encierre en su habitación. Cerré mis ojos, tenía que pensar en porque estaba actuando como un imbécil.

No Todo Es Una Cuestión  De  AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora