Capitulo ocho

4K 300 21
                                    


 

Camino por el gimnasio, donde hay unos pocos alumnos calentando para la clase que pronto iniciaría. Mi mirada, se concentra en buscar a una persona: Ashton. Cuando lo veo con su remera número tres, me dirijo a él a pasos largos. No me ve venir, porque me está dando la espalda. Aprovecho esto, para agarrarlo del borde de la tela y traerlo hacia mí.

—Tenemos que hablar. —Lo arrastro por todo el gimnasio. Alguno de los compañeros de Ashton gritan animados a nosotros, el chico parece tan confundido que ni siquiera puede defenderse o zafarse de mi agarre, no es como si tuviera que esforzase mucho. Con frustración, lo llevo a un rincón un poco alejado para poder hablar.

—¿Por qué hiciste eso? —Interroga subiendo una ceja. Ahora parece que ha vuelto al mundo real, lo miro seria deseando poder insultando con una simple mirada, pero no me guardo demasiado.

—Eres un imbécil. —Declaro sin más. —No quiero que te metas de nuevo en mis asuntos, Ashton. No importa cuánto me perjudiquen, no somos amigos y no te lo agradeceré. Además, por quedar en el papel de héroe también te estás olvidando de Christian, el no se merece salir perjudicado tampoco. —Suspiro, sabiendo que en parte también es mi culpa por no poder el culo quieto. —No te corresponde ¿Lo sabes, verdad? Así que por favor, no trates de solucionar todos mis problemas.

Lo que Ashton responde entonces, no era algo que me esperaba. Era algo que de nuevo podía dejarme sin reacción, en mi cabeza posiblemente salía un cartel de procesando después de que el solo confesara:

—Solo quiero agradarte.

Pestañeo un par de veces, por esa respuesta que me esperaba de un niño de seis años. Solo quiere agradarme, claro... Si, no puedo creerlo.

—No vas por un buen camino entonces, solo estas causando que quiera golpearte en la cara cada vez que te veo.

Voleo sobre mis pies, lista para alejarme de él. Porque no lo aguanto, detesto esa faceta de niño bueno que Ashton me brinda. Simplemente, no puedo creerla o al menos no quiero permitírmelo. ¿Saben que es lo peor de los niños buenos? Que no avisan cuando te van a romper el corazón, el autoestima, la vida. Ashton, nunca avisaría. No tendría señales de alerta por todos lados, por lo que era mil veces peor que cualquier otro caso.

Mantenerme alejada de Ashton era una prioridad, que al menos de mi parte si podía cumplir. Los chicos buenos como él, no eran para mí. Cuando salgo del gimnasio me siento un poco más tranquila, y camino al salón de clases dispuesta a olvidar lo que ha ocurrido.

Una vez ahí, me encuentro con Bailey quien está escribiendo en su celular de forma apresurada. Me siento atrás suyo y cuando lo hago me mira con curiosidad.

— ¿Ha pasado algo malo? Traes esa pinta... —Dice, dejando a un lado el móvil para prestarme atención a mí. Niego, aunque mi respuesta no parece nada creíble.

—Solo me gustaría tener mejor capacidad de evitar ciertas cosas.

Ella me mira confundida, asiente aunque no la he convencido para nada. Lo se porque todavía se queda observándome a que le diga algo más pero no puedo encontrar nada que decir. No es que, realmente quiera hacer mucho hincapié en el asunto sobre Ashton pero es tan inevitable que se torna molesto. Venir a esta escuela, ha sido la peor decisión.

Quizás después de todo, ser expulsada no será tan mala idea...

—Oye, tendremos un baile el próximo mes. ¿Quieres anotarte en la lista? Sera para recaudar fondos, puedes invitar a alguien más.

Agradeciendo que Bailey cambie de tema, respondo con una sonrisa.

—Claro, anótame.

No soy una experta con eso de bailes, pero me gusta pasarla bien. Podría decirle a Ron que vaya conmigo si no es que tiene algún otro compromiso, lo busco con la mirada pero no lo encuentro. Posiblemente, no venga hoy al colegio. ¿Se enfadara conmigo cuando se entere que me he echado la culpa? Lo dudo, porque no lo he perjudicado para nada a pesar de que el director no termino de creer en mi versión.

Por la puerta, entra mi compañero de banco. Mi falta de atención e interés todavía no dejan que recuerde su nombre. Bailey lo mira, y hace una mueca.

—Creo que tenemos que seguir luego... —Me dice antes de que llegue el chico a su asiento— Al menos que Iker quiera escuchar mi melodiosa voz.

Asi es su nombre, Iker. Entonces lo recordaría de ahora en más.

—Antes prefiero que se me pudran los oídos —Dice Iker con fastidio, tomando asiento a mi lado.

—Pues si sigues sin bañarte, vas por buen camino.

El acote de Bailey me hace sonreír y chocamos los puños por debajo de la mesa. Ella se gira para abrir el libro de estudios. Yo miro a mi lado al chico que está en una posición ya habitual, con su cabeza sobre la mochila como si esta fuera una almohada.

— ¿Qué tal tus rodillas? —Su pregunta me toma de sorpresa, Bailey gira como loca hacia nosotros. Cuando entiendo porque, abro mis ojos.

—No se refiere a eso —Le digo a Bailey que suelta una risita por lo bajo y me guiña un ojo para volver a donde estaba. —Eh bien, no duelen. Debo prestar más atención la próxima vez.

Iker bosteza, puedo darme cuenta de que realmente está muriendo de sueño. Se abraza más a su mochila y dice:

—Dudo que puedas evitarlo si sales a correr enojada. —Opina, levantando una ceja a penas. Siento como mis mejillas se calientan. Es cierto, pero es lo mejor que puedo hacer cuando estoy así.

Iker cierra sus ojos, en ese semblante tranquilo se dedica a quedarse a dormido sobre su mochila, con mucha facilidad. Me hace pensar, que por alguna razón no logra dormir bien durante la noche. Trato de no molestarlo, y sé que estaría dispuesta a cubrirlo cuando llegue el profesor.

Si hay algo que envidio de Ashton, es que por su sobresaliente en deportes, el puede zafarse de algunas clases como cálculos, ya que es horario de entrenamiento. Cuando el profesor entra, volteo a ver a Iker, me remuevo un poco al darme cuenta de que sigue durmiendo.

Lo cubriría, definitivamente.

***

Cuando estoy guardando los libros en mi casillero, me doy cuenta de cómo alguien se para al lado mío. Levanto mi mirada, y ahí me encuentro con Ashton Crawford quien esta cual fantasma, esperando algo. Bueno, me está esperando a mí.

— ¿Si? —Pregunto, subiendo mis cejas con curiosidad. Ashton parece dudar, sobre lo que va a decir. — ¿Y ahora qué?

—Pido disculpas por cómo me comporte, no me había puesto a pensar en que también perjudicaría a Christian, en serio. Aun así, me gustaría que dejes de meterte en problemas Olivia, sabes lo mucho que le dolería a tus padres que vuelvan a expulsarte de otro colegio. Sé que es difícil para ti pero...¿Podrías?

Ha tocado un nervio, justo en el clavo. Tiene razón en que mis padres no se merecen esto, suelto un largo suspiro y cierro los ojos.

—Podría, pero no prometo. —Advierto, al ver que Ashton parece conforme siento la necesidad de hablar otra vez. —Eso sí, Ashton. Deja de comportarte como si fueras mi niñero o peor, mi amigo.

Me da una mirada en blanco.

—Claro, lo tengo demasiado entendido. No hace falta que me lo repitas diez mil veces.

—Perfecto, entonces deja de acercarte a mí.

Cierro mi casillero con fuerza, Ashton se asusta un poco pero termina sonriendo. Me parece demasiado extraño que podamos tener una conversación normal, sin matarnos aunque he de admitir que soy yo quien siempre ladra primero. Pero con un tonto como él es imposible no hacerlo. Camino, alejándome de él como de costumbre. Sintiéndome un poco más tranquila conmigo misma.

Por más de que después de clases, tendré otra cita en detención.

No Todo Es Una Cuestión  De  AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora