XXV

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Nudo en la garganta, que me hundes en el fondo

De sus dulces palabras, rotas en añicos

Del amor que en mi pecho florecía

Del agosto en mis ojos

Que marchitó el día en el que la luna heló tu cuerpo

Y el mío lo dejó pendiendo de un hilo.

No seas chica del viento, del silencio y del vacío

No te permito ser la primera en dejar de querer

Siempre pierdo en ese juego, y el olvido es un laberinto

En el que siempre giro a la izquierda, escondida entre tinieblas

Y tú me miras desde arriba, media sonrisa en tus labios

Esos que nunca más rozarán los míos.

Las horas tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora