Enredada entre dos mundos
La muchacha vivía presa de mares azules
En aquella mirada de firmamento
Que escondía tantas posibilidades.
Y luego estaba aquel otoño
En otro cabello y en otros ojos
Él era estatua, y a ella
Las dudas de rugían en el pecho.
Nunca podría dejar sentir
Que su corazón era de mil tonalidades azuladas
Que su futuro pertenecía a aquel chico
Que siempre de lejos la miraba.
Pero mensajes el otro mandaba
Que hacían palpitar sus huesos
Ella reía en la oscuridad
Y luego se culpaba por ello.
Y es que el amor nos acaricia a todos
La frente con esa varita tan suya
Y el verano infinito espera
A que los sentimientos encuentren su camino
Para entrelazar dos cuerpos
A que una mirada dure lo suficiente
Para contener mil universos
A que los chicos con estrellas en los ojos
Digan sí con la cabeza
Que nos abracen contra las horas tristes
Y cubran de flores nuestro pelo
Pero ¿quién será?, al final
El que grite
un
te quiero
al
cielo.
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Las horas tristes
PoetryLas horas se deslizan, caminan sigilosas, y tristes, se depositan en los ojos y en la garganta. Este es un poemario de una vida que bien podría ser la tuya. El amor y la ausencia de él, la tristeza, la alegría, y la soledad son algunos de los temas...