VII

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Te encuentro en esos besos con sabor a sal

En mejillas nieve y en ojos estrella

En mar rompiendo contra las rocas

Y en barcos alejándose de la orilla.

Estás en es la inmensidad de las horas tristes

Y en las pequeñas luces de las horas felices

En taza caliente y en fría madrugada

En lágrima y risa, y en temblorosas manos

En corazón que se rompe y en corazón palpitante

En canción que se repite, como un disco rayado.

Y amor, quiero que dejes de estar en todas esas cosas

Que gritan sin emitir sonido

Y vengas aquí a mi lado

Que sostengas mis frágiles pupilas

Y dibujes mundos en la palma de mi mano.

Pero sé que de alguna forma

Tú ya no eres esa chica

Aquella con sabor a océanos

Y cuyos ojos bullían en vida

Te elevé a la más alta montaña

Te cubrí de flores y puse estrellas en tus ojos

Y ahora espero, con temor en mi pecho

Y apretando los puños

La caída.

Las horas tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora