XXXIX

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Déjame decirte que mi poesía empezaba

Donde acababan tus suspiros

Esos que escondían un: mi piel

es un lugar inhabitable.

A lo que yo contestaba negando: los cuerpos gravitan

como los planetas

Y no hay nada que puedan hacer contra ojos estrella.

Amor, me curo

La soledad a mordiscos en el cuello

Que no son los tuyos pero me sacian de ti

Te hunden en esta tormenta en el mar

Que huele a fuego y se vicia en humo

El mismo

que se escapa por tus labios.

Que puedo vivir sin ti y lo hago

Espada en mano ahuyentando los recuerdos

Que besan mis cicatrices y de noche

Buscan un hueco en mi cama.

Y tú que apareces, sonriente de la nada

Mis palabras tatuadas por toda tu cara

Sin que les des ninguna importancia

Y en silencio te colocas a mi lado

Me miras, y la película tiembla un instante

Se funde en negro porque

Ella tampoco puede soportar otra secuela más tuya

Y las segundas partes nunca fueron buenas.

-En la librería vi un manual sobre como olvidarte. 

Las horas tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora