XLVI

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Hoy vuelves, en forma de poema que de la nada se acerca

Y me clava las pupilas

Me miras y, ya casi había olvidado que eras Medusa

Esquivo tus ojos porque sé que tus estrellas me llenaron las venas de tristeza

Y hace mil cuentos que te tenía olvidado

Pero sigues ahí, y no te cansas de proponerme

Un infinito roce de los smiths y de puerto y de humo en la garganta

De atardecer y de arrancarnos la soledad a sonrisas en el cuello

Y niego con la cabeza, pero un atisbo de sonrisa se forma en mis labios

Y tonta de mí por dejarte entrar de nuevo a la casa rota de mi pecho

A la que tenías más que prohibido el paso.

Y yo me creo grande escribiéndote en el dorso de la madrugada

Retratando desnuda todo lo que acabó en el contenedor

De mi corazón encogido y el sorbo de una estrella

Y por eso me ganas de nuevo, y te digo que sí

Que cuando quieras puedes volver a destruirme las esperanzas

Las noches hablándole de ti a la luna, y de como hacías que de puro tú se me doblarán las rodillas

Que cuando quieras nos llenamos otra vez de palabras hasta que no podamos respirar

Y me ahogue en un mar del cielo que brilla en tus labios.

Que cuando quieras puedes volver a ser mi musa

Porque da igual cuantas veces te olvide

Sigues ahí, latiéndome en frío de diciembre

Y hoy, me llenas de sí la boca.

Las horas tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora