Vacaciones

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Al abrir la puerta de la mansión Hinata deseó que el muchacho se encontrara perdido en alguna habitación, excepto en el camino que la llevaría a su recamara. Moría de vergüenza, esa manera en la cual se le había entregado la noche pasada la apenaba enormemente, se sentía una cualquiera por donde lo viera, además de una aprovechada, de alguna manera sentía que explotaba y abusaba del joven universitario.

Pero ese no era su día de suerte. Sasuke estaba en la sala hojeando un libro con el título de 'anatomía de cabeza' mismo que pronto quedó sobre las piernas del moreno que no tardó nada en enfocarla, los ojos oscuros la miraron intensamente y ella no pudo suprimir a su interior que se amoldaba para él. Los pómulos se le pusieron rosados al darse cuenta de sus reacciones carnales.

El Uchiha se mostró impasible pero no era así, viéndola con ese traje oscuro ajustado y elegante solo podía confirmar la excelente fisiología de la morena, todo en ella tenía proporciones adecuadas y sensuales, con ese toque infantil en su rostro.

Ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio, ambos no eran conversadores y su situación no era usual, Hinata cerró la puerta y aprovechó para inhalar oxígeno y darse fuerzas para enfrentarlo.

-Ssa-Saldremos a Okutama—Se regañó internamente por tartamudear, al menos al final la frase le salió completa, pensó.

-¿Okutama? –En su vida escuchó de ese lugar, así que no pudo evitar fruncir el ceño cuando le dijo que irían ahí.

-Si, así es... es un lugar hermoso, rentaré una cabaña para pasar el fin de semana y la semana que viene. Nos vamos el viernes—Le explicó al darse cuenta que no tenía idea de lo que le hablaba.

-Pero te dije que tengo tocada el viernes y sábado—Debatió seco.

-Tienes tres días para cancelarla, partimos a las 5 de la tarde—Hinata habló con voz pausada pero firme, creyendo que si comenzaba a dar concesiones, las cosas comenzarían a salirse de control.

Sasuke se tragó el insulto que quiso soltarle, tensando la mandíbula y mirándola filosamente.

-Creo que hay cosas que aún no has entendido—Habló la peliazul con determinación—Tu vida es la que se va a amoldar a mis necesidades no la mía a la tuya. Y si te digo que nos vamos un fin de semana, lo hacemos. Si no te agrada, puedes renunciar ahora y yo buscar a alguien que pueda hacer lo que necesito—Sasuke gruñó pero ella no se amedrentó, aunque se sorprendió de sus propias palabras—Entiéndelo soy yo la que decide que haces y si no te agrada, puedes irte de una vez.

Sabía que estaba siendo malvada y demasiado estricta, incluso que lo trataba como un objeto y no como persona. En el pasado jamás hubiera hecho una acción similar, siempre solía sonreír y hacer lo posible para que los demás estuvieran contentos o tuvieran las mejores oportunidades. Siempre haciendo todo por los demás sin importarle lo que ella pasara para conseguirlo, pero ya no más, ella cambió hace tres años, y Sasuke no sería la excepción después de todo era su empleado y si él no iba a hacer lo que necesitaba, podía marcharse, ya no dejaría que ningún hombre cambiara sus planes o su esencia.

El moreno entrecerró los ojos con furia y tragó saliva, desearía irse, levantarse de ese maldito sillón pero él no tenía el dinero que le exigirían por incumplir el contrato, además ella tenía razón, se suponía que había aceptado hacer todo lo que quisiera, lo único en lo cual sería libre sería para seguir con sus estudios universitarios de ahí en fuera no tenía libre albedrío y tendría que adaptarse... por el momento.

-Tendré la maleta lista—Le costó sacar las palabras y la sonrisa que vio en la peliazul le hizo hervir la sangre.

-Perfecto—la dulce voz de la ojiluna en ese momento le pareció una risa victoriosa y solo lo enfadó más. Ella solo trató de darse energías para continuar—Por cierto, ya no debes vestirte con tu ropa, tírala... o guárdala, pero ya no la usaras. Ahora te arreglarás como yo decida o con lo que te proporcione, así que dispón de la ropa que compramos.

Un hijo para el imperio HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora