Miércoles (maratón uno de dos)

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¿Acaso había corrido una maratón? Hinata se sentía adolorida de cada parte de su cuerpo. No debía ser más de las siete de la mañana pero el sueño la había abandonado mostrándole los despojos de su cuerpo.

La respiración acompasada del moreno le indicó que él seguía durmiendo, lo miró atentamente; la magnitud de la fisiología masculina seguía sorprendiéndola, era tan alto y fuerte, incluso dormido podía percibir las líneas definitorias de varios músculos que habitualmente en un cuerpo normal no se verían.

Algunos vestigios de la conversación que tuvieron por la madrugada se colaron en su mente, la forma en la cual le habló no le permitía dudar como venía haciéndolo; el chico se había mostrado consternado y afectado ¿qué tan asustado pudo estar para no considerar las consecuencias de sus acciones? Claro, con la calma pudo ver el panorama más fríamente...

-Muero de hambre—La voz ronca del moreno, la sobresaltó al estar tan perdida en sus cavilaciones.

El Uchiha se puso de pie aun adormilado.

-Quiero huevos revueltos con mucho tocino... ¡mierda!—Gritó al darse cuenta de la hora—Joder—Volvió a mascullar tomando ropa al alzar y poniéndosela a toda velocidad, tomó un gorro y se lo puso para ocultar el cabello revuelto—Comete los huevos con tocino, un poco de pan tostado con mantequilla con algo de café.

Fue el último comentario que hizo el Uchiha antes de salir corriendo de la habitación sin ver el rostro sudoroso y pálido de la Hyuga que finalmente apartó la sábana y brincó de la cama para ir al retrete a devolver el estómago.

Con las manos temblorosas se aferró a los bordes blanquecinos del excusado, el olor a agrio inundó el cubículo. La peliazul sudorosa logró estirar la mano para mandar el contenido a las cañerías y con cuidado alejarse, quedándose sentada en el suelo intentando recuperarse.

-¿Quién diablos va a querer desayunar esa porquería?—Cuestionó molesta y abrumada. Solo de imaginar los olores de los alimentos volvía a revolvérsele el estómago.

oxoxoxoxoxoxoxo

-Hace un buen día para que hayas decidido perder—Un pelirrojo de ojos cafés ceniza habló tras llegar a una mesa con excelente vista en el club donde uno de sus primos desayunaba.

-¿Tienes miedo de perder contra mí en un simple partido de tenis?—Gaara debatió divertido formando una sonrisa amplia mostrando su perfecta dentadura.

-No tendrás tanta suerte. Sigo teniendo los mejores tiros, te haré polvo.

-Quiero verlo—Respondió con voz calmada el poseedor de ojos aguamarina—Pero primero necesitas desayunar, no me gustaría que cayeras desmayado Sasori.

-Tú bastardo, ¿crees que tendrás tanta suerte?—Gaara volvió a sonreír al ver a su primo perdiendo el control.

—Te dejaré ganar si me haces un favor.

-No necesito que me hagas favores, así que mejor dime para ¿qué me necesitas? Por tu culpa tuve que levantarme temprano—Mascullo Sasori.

-Quiero que me rentes tu restaurant, necesito una velada romántica con todos esos detalles estúpidos que hacen caer a una mujer—El pelirrojo mayor arqueó una ceja denotando su diversión.

-¿Quién es la desafortunada? ¿Algo que sepas de sus gustos en especial? Eso me haría las cosas más sencillas...

-Hinata—Sasori frunció el ceño.

-¿Hinata? ¿Ella no está con alguien?

-¿Qué?—La carcajadas burlescas del mayor resonaron en el lugar, mientras la brisa fresca les pegaba en la cara.

Un hijo para el imperio HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora