Los caminos se separan

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El fabuloso mundo que se había abierto para Hinata de pronto pareció hostil y a punto de derrumbarse a su alrededor.

Con sumo cuidado abandonó la tina y sin entusiasmo comenzó a retirarse el exceso de agua con una toalla. No quería mentir pero ya había empezado, después de años y de apreciar una conducta que había logrado aprobar ahora se sentía asquerosa y ruin. Hubiese dado cualquier cosa para no tener que afrontarse al mundo.

Sasuke le importaba, se enamoró olvidando las diferencias entre ambos, comenzando por la edad, que dejó de importarle con el único objeto en mente de seguir manteniéndolo a su lado; era una conducta que aunque reprobara no condenaba. En cambio haber comenzado a mentirle cuando él puso en claro ciertos puntos de lo que sería la relación de ambos la congelaba.

Tuvo miedo de asustarlo y destruir sus planes sin embargo ya había un niño. Uno que se concibió bajo otros términos, ella no quiso arruinarlo. «Sasuke debe entender eso» se convenció.

Conforme se vestía con jeans y alguna blusa sencilla negra, se dijo que aun no era tiempo de afrontarlo a una realidad dura. Quizás ocultarle la verdad un poco más no era malo, tenía que prepararlo, hacerle ver que no necesitaba un empleo, que podía enfocarse en sus estudios y ella podía asumir el coste económico de él y el bebé sin ningún problema.

No quería ofenderlo, claro que no. Estaba consciente como los prototipos entre hombre y mujer se encontraban sumamente marcados en la sociedad, por ese lado sería difícil y lo último que deseaba era ponerlo en una situación de desventaja pero tenían que ser prácticos, ella tenía el capital y la forma de ayudarlo, ¿por qué complicarse?

No pensaba mantenerlo toda la vida, ya que estaba segura que era algo que no deseaba el Uchiha.

Sus intereses iban por rumbos distintos, Hinata empresaria, Sasuke futuro dentista, en algún momento desearía ejercer y ella estaría de acuerdo, pero hasta que ese día llegara ella podía ayudarlo a alcanzar sus sueños... si la dejaba, en ese caso tendría que luchar para convencerlo.

xoxoxoxoxox

Cuando Hinata bajó al comedor se encontró al Uchiha ya en la mesa, con un plato de hotcakes con leche condesada y numerosos trozos de fresas y un gran vaso de jugo de naranja.

El moreno se giró en cuánto la sintió y le regaló una sonrisa ladina.

-Date prisa Matsuri no tarda con tu desabrido cereal de fibra.

Hinata tomó asiento observando atentamente el plato de cereal, frunció su ceja y unos pasos se escucharon.

-Buen día, señorita Hinata—Saludó Matsuri, con su alegre tono de voz, a continuación le dejó un plato con cereal de fibra y otro de fruta. A Sasuke le acercó un trozo de pastel de chocolate.

El cejo de la Hyuga se frunció completamente.

-Voy por el café—Informó la castaña.

-Sasuke ¿qué sucede?—Hinata cuestionó un tanto confundida, el moreno sin prestarle atención se metió un trozo de pastel a la boca y lo degustó con ganas.

-Preparé café muy cargado, tal como le gusta—Matsuri volvió a entrar, refiriéndose al Uchiha y sirviendo dos tazas.

Apenas la chica hubo salido del comedor, Hinata volvió a mirar al azabache, lucía pálido y tenía una mueca de asco.

-No le digas—Pero su café realmente huele mal, comentó el chico, poniéndose de pie con rumbo al baño de la planta baja.

Hinata se clavó los dientes en el carnoso labio inferior mientras su cerebro cavilaba «¿Podría ser?» Miró los platos dulces que consumía el muchacho y su sonrisa se ensanchó «No puede ser» Reprimió la risa que quiso brotar de sus labios y tuvo que admitir que ella, esa mañana se había librado de las náuseas matutinas.

Un hijo para el imperio HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora