BLUE FIRE

6 • SOFÍA

El hecho de no tener a jóvenes de la misma edad, era algo que a Dante le preocupaba, aburría y desanimada. Aunque el tiempo que comparte con su familia y con los mercaderes del pueblo, no era algo que él le satisficiera. Ryuk no lo notaba pues no pasaba tiempo con su hijo al hacer sus actividades y juegos con Brenda. Para su hermana igual sin notarlo, a pesar de convivir tiempo con su padre y los demás, también tenía amigos en la cuadra. Como Jessica y Ruth. No era necesario ponerse de acuerdo entre ellas, pues con solo que una fuera a buscar a la casa de las otras, salían y empezaban a jugar, platicar o solo decir tonterías para des aburrirse. Cualquier cosa que les saliera de su pequeña cabeza. En fin, ella tampoco le prestaba la atención a Dante sus cosas, aun, cuando Dante si le prestaba la atención a Brenda o discutían en sus competencias.
La única que si estaba interesada era Mei. Era muy obvio Dante con su madre, siempre se la pasaban la mayor parte juntos. Era previsto que Mei se diera cuenta de los pensamientos de su hijo tan solo en sus reacciones, formas de hablar y estados de ánimo. Por ello, cuando veía eso trataba de sacar platica, contar un chistorete que había escuchado de Ryuk, un chisme que se oían entre los mercaderes, las vecinas o de la Brenda y sus amigas. No importaba que fuera, con tal de distraer a Dante de sus pensamientos.

Dante era muy listo para darse cuenta de lo que su madre hacía por él. Por eso, Mei era la mujer más maravillosa del mundo, la amaba como su madre y amiga, consejera, consolador y maestra de vida. El respeto y amor que tenía sobre ella era incomparable. Sin duda Mei era su ejemplo a seguir.

Una mañana de miércoles, Dante y su madre fueron juntos a la casa de Margarita, una amiga de Mei. En edad eran muy distantes a 20 años de diferencia. Cuando se conocieron Mei tenía 10 años La madre de ella le ayudaba a Margarita con las compras desde que su marido la dejo. Y Mei se acomidió también a ayudarla en lo que se podía. Después de años, tras tanta charla y charla Mei se volvió la mejor amiga de Margarita. Incluso fue su madrina de bodas. Además estuvo también en momentos difíciles como en el funeral de la madre de Mei, Margarita siempre estuvo ahí hasta el último momento del entierro. Mientras Ryuk cuidaba a los niños (Brenda tenía apenas 1 año y Dante 6 años) Margarita era la que más consolaba a Mei. Los años pasaban y Margarita no solo se volvió su amiga si no también su segunda madre. Por ello, Mei y Margarita se guardaban un amor mutuo.

Pero es ese día, Margarita estaba muy enferma en casa y Mei, siendo su muy querida amiga, quería visitarla y llevarle un poco de comida. Aunque Dante no era nada familiarizado con Margarita, aun así quiso acompañar a su madre para distraerse un rato y no dormir en casa perdiendo el tiempo.

Llegando a casa de Margarita, Mei toco de manera "cautelosa" intentando no molestar a Margarita. En eso se escuchan pasos adentro de la vivienda. Pero no sonaban como los de Margarita, y menos en el estado en el que se encontraba. Eran más fuertes y extensos. Como los de un adulto. Al abrir la puerta, se dieron la sorpresa de que efectivamente, era ya un hombre, de la medida de Ryuk, un poco más chico pero semejante.