18 - Es mi decisión.

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Pasaron unos días después de que Dante había despertado. Apenas comía lo que le traían, aun así no era casi nada lo que ingería. Siempre se quedaba callado, acostado en la cama, con las sabanas cubriéndolo por completo. La única compañía que tenía era la teniente Lucy que se quedaba cuidándolo, alimentándolo y vigilándolo.

Con una taza de café para aquellas noches de trabajo con el papeleo,  ella misma se encargaba de supervisar desde la habitación todas las operaciones u órdenes que eran directas del coronel o alguien superior. Nunca se quejaba a pesar de toda la labor y tareas que le encargaban. Incluso el cuidar a una persona deprimida, negativa, sin mostrar señales de regresar a la luz del día, ni mucho menos poner un pie fuera de la cama. Solamente se ponía de pie para ir al sanitario que estaba en su habitación. Lo hacía mientras la teniente salía para llevar el informe del día o ir a comer. No quería que nadie le viera, ni mucho menos ella fuera de la cama. Así mantendría un margen de cero señales de vida.

Algunas ocasiones sentía la necesidad de acabar con todo esto y matarse. Así podría descansar, olvidar todo, no dar respuestas a nadie de la tragedia que él vivió. Desaparecer era su única opción. Sin embargo nunca la acciono. Simplemente caía muerto de la mente, el cuerpo a la cama para descansar otras horas. Sus fuerzas poco a poco se debilitaban, no encontraba respuestas pero tampoco las buscaba. Solo dejaba pasar el tiempo con la esperanza de que un día falleciera de hambre o algo por el estilo.

Los días pasaron, pero eran eternos para él. Lucy no tenía ningún encargo o algo por el estilo. Se sentó a leer un libro, su taza de café como siempre a un lado sobre el escritorio y usando unos lentes que le resaltaban sus bellos ojos. Mientras leía dio un vistazo, como todos los días a Dante que estaba tendido sobre la cama casi muerto.

--No has comido bien en estos días, ¿Verdad?- Pregunto sin siquiera mirarlo. Dante como era de esperarse no hablo ni hizo gesto alguno. –Si no comes bien, te pondrás demasiado delgado, créeme, los hombres con solo hueso y nada de músculo no son muy atractivos.

Al no ver reacción alguna de Dante, Lucy suspiro y dejo a un lado el libro. -¿Cuánto tiempo te vas a quedar en ese estado? Sabes en estos momentos podría estar afuera de compras, visitar unas amigas y comprarme libros nuevos. Hasta conseguiría un chico apuesto que me haga sentir especial. Si sabes a lo que me refiero- Miro fijamente a Dante con una mirada seductora. Pero él ni se percató de nada. Inclino su cabeza en pose de perdida y volvió a exclamar- Oye... ¡Hazme caso carajos!- Grito demasiado fuere que molestaron los tímpanos de Dante, tanto que de inmediato cogió fuerzas y le respondió -¡Cállate de una vez maldita!-

Tan solo en esas palabras y la fuerza con la que le respondió le termino cansando. La mujer solo quedo asombrada de que le respondiera. Pero sonrió.

–Sabía que todavía no eras mudo. –Frunció el ceño Dante y apenas cuando pretendía coger las cobijas  para cubrirse el rostro, Lucy de inmediato le dijo -Oye, oye... al menos escúchame por unos minutos. No te sientes solo sin si quiera tener contacto con nadie. Si yo no te hablo, menos conmigo. Esto no es fácil y créeme que lo sé, la perdida de seres queridos, de un hogar, de tu vida. Sobre todo esa experiencia amarga que tuviste que presenciar y sentirla fue algo no solo tráumante, triste y con llena de coraje.- Se levantó de su silla- Pero esconderte detrás de unas sábanas y ver pasar los días así como si nada no solucionara nada. Si en verdad quieres volver a la vida tienes que aceptar que todo lo que paso no volverá y no podemos hacer nada para recuperar, no solo tu felicidad, si no la de todos las víctimas de ese hollow. Miles de personas hemos perdido algo por su culpa –"Hemos" fue la a palabra que mostro una reacción de Dante. Al notarlo Lucy prosiguió con –Aunque nos sintamos inútiles y sin ganas de seguir adelante, es el momento donde tenemos que convertir todos esos sentimientos, tanto de ira, tristeza, coraje, odio, miedo y depresión, como uno solo para volverlos nuestras fuerzas, las energías para seguir adelante, terminar con todo nuestro sufrimiento. Volver a ver una nueva oportunidad de vida y aprovecharla al máximo con todo lo que tenemos y podemos conseguir. Rendirse es solo algo que el enemigo debe hacer, no nosotros. Los verdaderos guerreros que nos convertiremos en la nueva luz de la esperanza para las personas puras, que aún no han sido cubiertas de la maldad de esos hollows, manchando el corazón y la vida de esas personas. Si quieres hacer algo con respecto a lo que perdiste ese fatal día, coge la mano de la vida, sigue la luz de esperanza y toma las fuerzas del corazón que arde por nuestra lucha.

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