15 - El día que perdí todo...

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La amenazadora atmósfera cubría con presión a la pobre familia que sufría ante el cuerpo sin vida de la señora Margarita.. Sorprendidos y aterrados, su impotencia no les permitía ni mover el mas mínimo músculo. Ryuk estaba seguro de lo que atraveso a la señora Margarita fue por la misma criatura. Dante de antemano entendió que estaban acorralados, su única esperanza de escapar era que el susodicho se alejara, un milagro podría liberarlos de tal situación.

Segundos pasaron y señales sonoras de la criatura cesaron. Aun asi, no estaban convencidos con eso, despacio, Ryuk se dirigió pasos a la puerta para abrir y verificar. Mei no quería soltarlo, pero él se zafo de ella tranquilamente, mientras la mano de su amada se deslizaba por el brazo de él de manera suave, dejando de tocar sus dedos. Brenda y Dante temblaban, no podían creer en la situación, el terror que estaban presenciando, su padre solo los miro y llevo su índice a la boca en señal que guardaran silencio. Ambos asintieron, Ryuk solo volteo con dirección a la puerta y movió la perilla lentamente. Abrió solo unos centímetros la puerta, la tensión consumía a todos en la casa, no sabían que podría suceder.

Con delicadeza se asomó precavidamente por el orificio de la puerta para poder observar afuera. Sus ojos le engañaban con neblina, sus manos le temblaban como sardina, su boca expendía vapor del calor del cuerpo en un suspiro y la gota de sudor que se deslizaba por la frente incomodaba su estado. Siguió abriendo esperando lo peor, teniendo en cuenta que si algo podría pasarle y darle fin a su vida. Sin embargo las cosas fueron contrarias en ese instante cuando de la misma cosa que parecía una lanza atravesó la pared cogiendo por detrás a Mei, sacándola de la casa y mandándola contra un poste. -¡Madre!- Grito Brenda descontrolada, soltándose de Dante quiso ir por al lado de su mamá, sin embargo fue en ese momento cuando Dante, Brenda y Ryuk vieron con gran asombro a la criatura, no era como la que encontraron en el bosque, era mucho peor y más atemorizante, este indiscutiblemente aterrador. No podían creer lo que sus ojos miraban. El tamaño del monstruo se duplico, encorvado y sin rostro. Lo peor de peor.

Entonces aquella cosa voltio directo a ellos, se dirigió lentamente causando escalofrió y pánico a todos. Ryuk se dio cuenta que Brenda estaba muy a la orilla, entonces grito a ella-¡Brenda, corre!- La misma tardo en responder. Así que el propio Ryuk salió corriendo a ella, aun así a poca distancia la mano de la criatura empezó a cambiar de forma en una punta y esta misma se alargó hasta llegar y perforar el corazón e Brenda, de pronto el salpicar de sangre no se hizo esperar, manchando no solo las ropas de la joven si no a su padre que veía con un impacto estremecedor. Dante paralizado por lo que paso no sabía que ocurría. Brenda temblorosa de los labios exclamo unas palabras -Pa, Papa,..- Sin si quiera terminar la oración la criatura saco su brazo del pecho de la pobre niña que solo podía sacar lágrimas de dolor por sus ojos, poco a poco se cerraban al mismo tiempo que caía en el suelo con los escombros. La dulce sonrisa de esa pequeña se desmoronaba de la mente de su padre y hermano que morían internamente por la escena tan fría y cruel que podían estar experimentando, una luz de felicidad murió dejando un horrible hueco en el corazón de su familia. Mei reaccionaba y por desgracia, tuvo que observar ese devastador momento. A esto rompió en llanto y volvió a caer desmayada con unas últimas palabras -Mi pequeña...-.

Ryuk se llenó de un fuerte dolor en el pecho, que comenzó a convertirse en una ira que ardía en su interior se levantó lentamente -Hijo, escapa de este lugar- Dante no pudo entender lo que dijo su padre -¿Qué dices?- pregunto, a lo que Ryuk respondió.

-¿No me has oído?, anda y corre de aquí lo más lejos que puedas. Que tus piernas aun cansadas no paren, sigan hasta el lugar más cercano...
-Pero viejo....
-¡Que salgas de aquí he dicho!- interrumpió Ryuk gritándole a su hijo, Dante no quiso volver a responder y salió huyendo del lugar mientras las lágrimas que corrían por sus mejillas se deslizaban por su rostro lentamente.

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