Capitulo 25 - Orgullo y prejuicio.

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Capítulo 25 – Orgullo y prejuicio.

La cena trascurrió de lo más amistosa, Cristal entabló buena amistad, con el amigo de Don Antonio. Joan, un chico apuesto, atractivo, de pestañas largas y piel suave, de unos recién cumplidos 26 años, propietario y Chef de una pastelería muy conocida en el centro, amante del dulce y ayudante de la Cruz Roja, cabe decir que ahora fundador de una pequeña campaña contra el cáncer infantil. Para ella, le pareció un chico muy dulce y sobretodo agradable.  Le fascino su mermelada de fresa, le pareció deliciosa, “Agridulce”, como le había dicho.

Quiso ayudar a lavar los platos, pues sentía vergüenza que ambos señores hubieran aportado algo para la cena y ella estuviera de intrusa, Don Antonio se negó, pero lo terminó de convencer. 

–Ha dejado de llover – dijo, sentándose en el sofá. Joan, que en esos momentos jugaba a las cartas con Don Antonio, le miró interesante.

–Así es – comunicó, Don Antonio, sin apartar la mirada de sus cartas.

Algo ruborizada por la penetrante mirada que le daba el “chico del paraguas”, como le había llamado hace unas horas, Cristal se acercó más a ver el juego, para distraerse un poco. Su mente rondaba en Alexander, y odiaba pensar en él.

–¿Entonces aun no sabes que estudiar? – indago el chico, algo interesado. Para Joan, Cristal le pareció fascinante, tenía un leve parecido a Candela, y no sólo sus rasgos físicos sino también a la hora de expresarse.

–La verdad es que no. Hay tantas cosas de las que me gustaría estudiar, pero cuando tome la decisión sé que será algo que me gustara mucho – respondió soñadora.  Con sus ojos miel, llenos de brillos, ahora más que nunca tenía claro su futuro, pero sin olvidar el pasado.

–Suena bien.

Joan, se despidió encantado de volver a verla, que seria grandioso tenerla más seguido en sus cenas casuales con su amigo. Desde que Candela murió, él va dos o tres veces al mes a visitar al padre de quien una vez se robo su corazón. En un principio iba a menudo incluso salían a distraerse ambos, pero con el pasar de los años la vida sigue, por lo que decidió  hacer realidad el deseo de Candela, ser feliz y tener su propia pastelería. Ahora es un empresario de éxito y soltero codiciado, pero muy ocupado para el amor.

Cristal, cerró los ojos prometiéndose no dormirse. Don Antonio, abrió la puerta y dejo entrar a esa persona que tan angustiado estaba. La tomó en sus brazos llevándola consigo. <<Mira que puede ser caprichosa>>. Pensó para sus adentros. Él muriéndose de angustia por lo que ella pudiera estar pensando, mientras que su pequeña  disfrutando de un dulce sueño.

Acostó a Cristal en la cama, quitándole los zapatos y desabrochando los botones de su falda. Suspiró, pensando que podría hacer para que ella lo perdonara. Todo fue un error. Él sólo estaba tratando de dejarle las cosas claras a Larissa, pero está se le abalanzo encima al momento de ver a Cristal, y ella va y se lo cree.  

–¿Alex? – musitó incorporándose –. ¡Alex! – exclamó alterada a verse sola.

–Sí, estoy aquí – contestó, acercándose a la cama –. Sigue durmiendo – le ordenó recostándola.

Cristal se levantó de la cama. Alex la observó. Tomó una almohada y se fue al sofá. Alex, la siguió con la mirada y no hizo más que suspirar. La noche pintaba que iba hacer movidita. Dejo los papeles que revisaba y la tomó en brazos llevándola nuevamente a la cama. Pero, más tiempo le llevo en llevarla cuando ya Cristal se encontraba nuevamente en el sofá. Así se podrían pasar horas, él por orgullo y ella por prejuicio, por lo que la dejo estar.

Sólo... ¿Bailas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora