Capitulo 7 - Aquello llamado vergüenza...

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Capítulo 7 – Aquello llamado vergüenza...

 

Cristal sentía morirse escucho bien. ¡¡La estaban despidiendo!! Respiró por un segundo antes de perder aquello que llaman vergüenza.

–                    Por favor, señor, por favor no deje que me echen – suplicó dejando escapar las lágrimas. El corazón de Don Antonio, que es tan blando y más cuando esa niña le recuerda tanto a Candela, no sabía que hacer. Alexander es el dueño y tiene razón, aunque Cristal vaya a cumplir los dieciocho en unos días o semanas, no puede estar trabajando y más en un negocio como ese, donde sólo van los que tienen “Dinero”.

–                    Lo siento... Cristal creo que...

–                    Por favor –  suplicó está vez llorando. Se volteó y miró con algo de odio “disimulado” al desgraciado que la echaba –. Pronto cumpliere los dieciocho por favor no me eche – su carita se transformo en la de una niña de menos de siete años suplicando por su osito de peluche –. Necesito el dinero, de verdad que lo necesito. No hay trabajo, se me hará difícil encontrar algo yo... – y se derrumbó en el suelo llorando dramáticamente.

Don Antonio respiraba con impotencia y Fran Jackson miraba con algo de disimulo aquella escena, mientras que Alex mantenía su rostro sereno y con ¿Una sonrisa, puede ser? Yo no lo sé, pero el muy desgraciado estaba muy tranquilo mirando como la pequeña Cristal lloraba sin remedio. Era humillante ver aquella niña rebajarse por un plato de comida, porque eso era lo que ella quería. Si se quedaba sin trabajo no tendría con que alimentar a su hermano y no dejaría que se lo llevaran a un centro y más recordando lo nefasto que es eso, ya que estuvo en uno, pero gracias a una vecina que la ayudo diciendo que era tía, no la dejaron separarse de su hermanito.

–                    Hablaremos más tarde – musitó el chico tranquilamente.

Todos en aquel salón se quedaron con el rostro asombrando, viendo como idiotas a Alex.

–                    Entones señor... – Cristal levantó el rostro estrujando con su manita por los ojos –. ¿Me dejara trabajar? – su mirada era suplicante y con algo de veneno. Ya lo odiaba por ser tan cruel.

–                    Me lo pensare – sonrió con arrogancia –. Quizás hable contigo más tarde...

Y así sin más, Alex le hizo señal a su chofer de que se fueran, pero no sin antes girar y guiñarle un ojo a la sorprendida de Cristal.

Ella pudo respirar de alivio al ver como el desgraciado salía. Don Antonio le dejo un pañuelo mientras le sonreía con un cálido abrazo.

–                    Alexander es muy bueno y creo que le caíste bien.

–                    ¿Usted cree? – contestó con sarcasmo –. Creo que me odia.

–                    No, ese chico es incapaz de odiar, sólo le gusta... Diferentes cosas – murmuró por último subiendo las escaleras –. Jessica está en el salón. Te espera.

Antes de ir al salón, Cristal paso por el baño, arreglo su pelo y se lavo la  cara. Estaba cansada y con dolor de cabeza, no se podía permitir que se dieran cuenta que estaba algo enferma. Respiró varias veces, antes de salir se pellizcó las mejillas para dar más color a su pálido rostro.

–                    ¡Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! – canturreó Jessica, con una espléndida sonrisa. Hoy vestía mallas negras cortas ceñidas, sudadera, y pelo recogido en una coleta.

Sólo... ¿Bailas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora