Capítulo 20 – Un nuevo día.
Las manos de Alexander se deslizaban libremente por esa piel suave delineando todo a su paso; su frente, nariz, labios, cuello. Jugo largo rato adentrando sus manos en el enmarañado pelo de la chica. Hacía rato que había despertado, desde que Anna, su secretaría le llamó para decirle que su tío se haría cargo de la reunión del extranjero. Colgando el teléfono móvil, llegó a la cocina en donde se debatió de sí hacer desayunó o almuerzo. Pasaban de la una y Cristal seguía dormida. Esta bien que descanse, pero también tenía que comer. Cocino un poco de todo. La especialidad de Alex, siempre ha sido la pasta y había comprobado que a su chica le gustaba. Dejó la cocina y se fue al baño. Duchado y cambiando, unos ojos miel le miraban desde arriba, cuando en ese mismo instante se terminaba de colocar los zapatos.
–Bueno días – saludó ella, algo sonrojada.
–Buenos... Días – contestó, algo tímido. Era la segunda vez que se sentía de ese modo cuando estaba junto a ella –. ¿Has descansado bien? – quiso saber.
–Sí – le respondió muy animada –. Muy bien – concluyó sin más respuesta.
–Ah... Este... Bueno, ¿Te vienes a comer? – Alex sonrió, cuando Cristal dudó y luego tomó su mano y la camiseta que llevaba se le subió un poco más de los muslos.
Ambos actuaban extraños, bueno yo diría más bien cortados. Cuando sus miradas chocaban era inevitable el sonrojo de ella y la picara mirada de él y luego estaba el apartar las miradas una vez descubiertos. Comieron en silencio sin saber exactamente que decir. La discusión de la noche fue fuerte, ella desahogo todo lo que tenía dentro y él comprendió todo.
Le dio privacidad cuando Cristal entró al baño. Al salir de la ducha, Cristal no dejaba de sentir ese alivio en su interior, de cómo las cosas en tan sólo un segundo pueden cambiar para bien, todo quizás ocurra por alguna razón, la razón que le dice que Dios nunca le ha dado la espalda. Sus labios se curvaron en una media luna al ver una bolsa color rosa que gritaba a gritos: ¡Dalia! La tomó revisando lo que había adentro.
Recogiéndose el pelo en una coleta, Cristal no sabía si llorar o reír. Su vestimenta era de lo más extraña, no recordaba cuando fue la última vez que se hubo puesto un overall shorts. Parecía más pequeña de lo que era. Lo bueno de todo esto, era que no tenía quejas sobre los zapatos; unos converse all star, color gris con rayas rosas, súper cómodos para su gusto.
–Cristal – llamó Alex –. ¿Estas vestida?
–Sí, puedes pasar – le contestó parándose en la puerta. El chico la miró extraño y ella le sostuvo la mirada igualando su entre cejo. Sí, ya, se veía como una chica de dieciséis, pero ella no tenía la culpa –, y bien – dijo, capturando la mirada de Alex.
–Sabía que algo tramaba Dalia, cuando mando esa bolsa – Alex suspiró.
–¿No estoy guapa? – preguntó, decepcionada por el soplo del chico.
Alex, movió la cabeza rápidamente.
–Sí, sí, claro que sí. Es... Sólo que te ves pequeña y no quiero parecer un ogro por esto – terminó tomando su mejilla. Cristal quedó pasmada. Ambos se miraban directamente, pero esta vez la mirada rehuía de los ojos e iba a parar a los labios. Él saltó primero, chocando sus labios con los de ella. Elevo su labio inferior, sin hacerle el menor daño, entrando en toda su boca, disfrutando del gel fresco que desprendía su cuerpo –. Hay alguien que quiere verte. – musitó pegado a sus labios.
–No... No quiero – protestó Cristal poniéndose en puntillas y enrollando sus brazos en su cuello –. Quiero quedarme así, para siempre – parecía una niña pequeña, que sólo deseaba mimo y eso a él lo volvió loco.
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Sólo... ¿Bailas?
Romance[Historia a la venta en Amazon Kilden y en Tapa Blanda] [http://www.amazon.es/S%C3%B3lo-%C2%BFBailas-Maciel-Toribio-Felipe/dp/129194382X/ref=tmm_pap_title_0?ie=UTF8&qid=1405257711&sr=8-1] Solo... ¿Bailas? Cristal, una chica de apenas 18 años con pro...