Era domingo pasaban las dos de la tarde, después de una mañana llena de soledad en el lujoso hotel donde me hospedaba decidí, asistir al único lugar donde una pizca de paz podía atravesarme el cuerpo entero, aquel por muy extraño que parezca había decidido odiar desde hace años. Ese, que es el mismo que desee descansar en alguna oportunidad. No era otro que el cementerio, a parte de la sombra oculta lo único que me servia como aliado eran las dos rosas blancas que tenia en una mano. Leia una y otra vez los nombres de mis padres en las lapidas fabricadas con mármol, detallaba el ocho de diciembre fecha en la cual sin decirme adiós partieron de este mundo, fruncí el ceño quería parecer fuerte como siempre lo intentaba al venir, pero era casi imposible ya que los pensamientos se llenaban de lagrimas, lamentos, gritos sin respuestas todas esas reacciones que tuve al recibir la llamada que me destrozo el alma y que aun a pesar de los años no encontraba reparación. No pude hacer otra cosa que negarlo, que me quedaba hacer tenia que creerme que esos policías mentían al informarme del fallecimiento de mis progenitores, basándome en esa fantasía aborde el primer avión de regreso a mi país natal ya que a penas comenzaba el año sabático que tome al finalizar la carrera de arquitectura. Cuando puse el primer paso en el aeropuerto, termine de descomponerme no me hizo falta hablar tan solo mirar el rostro lloroso de Raquel esperando mi llegada, supe que era verdad, y caí. Caí en un vacío sin limites, me negué a recibir algún tipo de palabra de aliento por parte de mis tíos, sabia que lo único que los mantenía aparentemente tristes era no tener ni siquiera un centavo de la enorme fortuna que significo la soledad, porque eso era lo único que me quedo. Una soledad que poco a poco fui ahogando en alcohol y drogas hasta tal punto de intentar acabar con mi propia vida, innumerables veces termine ebria gritándoles a las lapidas que ahora observaba, molesta conmigo misma en todo momento. Poco a poco y gracias a una amiga paciente, salí del pozo que significo mis días, no solo con ayuda de psicólogos, psiquiatras he infinidades de terapias de grupo comprendí que tenia que salir adelante. Sin alcohol, sin drogas por eso Raquel algunas veces me reclamaba al verme con una copa en la mano temía que el terrible pasado volviera.
La espera tardo pero sin lograr evitarla, por fin vieron la luz algunas lágrimas. Al momento de colocar las rosas que antes descansaban en mis manos, sobre el cuidado césped. Quería decirles tantas cosas, necesitaba tanto su compañía que me negaba a pasar otro año mas sin su presencia, pero no podía hacer mas nada, no poseía los poderes necesarios como para evitar su trágico desenlace. De que me servia tener todo el dinero, si no dejaba de sentirme vacía podía contar con una mano aquellas personas que se me acercaban sin ningún tipo de interés, el precio de ser millonaria. La felicidad algunas veces no logra ser completa y yo era el ejemplo de eso. El sonido de algunos pasos me hicieron limpiar mis mejillas, el perfume era absolutamente reconocible. Al girar un poco hacia el lado izquierdo la vi acercarse, con una vestimenta bastante formal característica principal de su personalidad, además de un ramo de rosas precioso.
Como supiste que estaba aquí? –Pregunto Dulce
Soy, tú mejor amiga –Beso la mejilla de Dulce, antes de dejar un ramo de rosas sobre el lugar correspondiente-
Perdóname por no llamarte, es que amanecí un poco pensativa. Para no decir enojada conmigo misma –Alego
No tienes por que pedir perdón –Negó- Pero que es lo que esta pasando con mis mejores amigos hoy? –Cuestiono Raquel
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Apuesta Por Amor
FanfictionDos arquitectas con vidas totalmente distintas, una atracción que poco a poco se convierte en amor. Pero a pesar de eso el final es incierto. Porque? Descúbrelo