Mi vida dio un vuelco completo, ya que podía celebrar el hecho que no existía ningún grado de alcohol en mi sangre. Las cosas cambiaron para mejor, todas las riendas de la constructora marchaban espectacularmente a tal punto que ya me planteaba abrir una nueva sede en alguna otra provincia, por supuesto sin descuidar aquel negocio familiar del cual formaba parte en mi país natal. Pero todo no era trabajo, ya que la agenda personal se hizo extensa tanto que imagine no poder cumplir con algunos compromisos, de la mal llamada alta sociedad.
Raquel era una gran compañía, no me cansaba de agradecer su cercanía. Desde un primer momento supe que esta aparente relación vendría mejor de lo que espere, ya que nos conocíamos desde niñas sabíamos que cosas nos enojaban la una de la otra, como también mirando la otra cara de la moneda aprendimos desde temprana edad a no tomar tanto en cuenta nuestros propios defectos o por el contrario sacarle algo positivo, si lo tenían. Resultábamos completamente descifrables, con solo mirarnos a los ojos entendíamos que queríamos no existía ni una pizca de celos por ninguna de las partes, las escenas nos las ahorrábamos conocíamos nuestros gustos y ese punto a favor de fidelidad que valorábamos en honor a nuestra amistad por así decirlo. Ella desde que iniciamos esta oportunidad, no dudo en mudarse a mi casa, un día podíamos terminar cenando en un restaurante de prestigio o por el contrario en el local de comida rápida más grasoso, íbamos al cine, una que otra noche visitábamos un antro para olvidarnos de la rutina. Dejo escapar un suspiro, en el sexo se podía decir que nos compaginábamos bien supongo en fin era una relación perfecta, aunque no dudaba que seria mejor si todo ese amor que me gritaban sus ojos al mirarme fuera realmente correspondido, los te amo que no se cansaba de repetirme eran como el puñal mas doloroso aun por saber que era ella mi gran amiga la que los decía. La cabeza la tenía vuelta un lío, mientras el corazón aun tenía una única dueña y no era otra que la arquitecta estrella.
Eran más de las cinco de la tarde, hora perfecta para desahogar todas las energías del cuerpo. Haciendo un poco de ejercicio en un mínimo gimnasio que tenia instalado en la casa, prácticamente subterráneo. Trotaba en la maquina correspondiente, sin olvidarme de los enormes audífonos inalámbricos que me permitían escuchar la música adecuada para el momento. Cuando veo la puerta abrirse despacio dejando entrar consigo a Raquel, sin detener su sonrisa. Aparte los audífonos mientras apague la maquina para así dedicarme a bajar, con la respiración un poco agitada tome un poco de agua antes de dejarme caer en un puff que hacia parte de la decoración.
Llevas casi tres horas aquí dentro –Le dio un beso a Dulce en los labios- La cena esta prácticamente servida –Informo Raquel
-Tomo una toalla y limpio el sudor de su rostro- Me daré un baño y cenamos te parece? –Pregunto Dulce
Si me parece –Afirma al sentarse en otro puff
Mañana tengo una reunión con un posible cliente –Se puso de pie- Así que debo levantarme temprano, pero a pesar de eso si quieres podemos ver una película después de cenar –Propuso Dulce
Siempre y cuando no sea de terror, perfecto –Miro como Dulce soltó una carcajada
Y perderme la oportunidad de escuchar tus gritos de cobarde? No, no, no... Será de terror –Afirmo Dulce
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Apuesta Por Amor
FanfictionDos arquitectas con vidas totalmente distintas, una atracción que poco a poco se convierte en amor. Pero a pesar de eso el final es incierto. Porque? Descúbrelo