Capítulo quince.

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— Joey, tengo sed —digo boca abajo encima del puff.

— No me importa.

— Eres mi esclavo, hazlo.

— Te odio.

— Lo sé, cariño, lo sé.

Sigo enviándole mensajes a Caroline, porque la mayoría de los chicos están durmiendo o jugando videojuegos.

— Viajar en bus es tan aburrido —se queja Blake saliendo del pasillo de las literas.

— Lo sé —murmuro para darme vuelta y observar el techo.

— ¿Hacemos una broma? —pregunta interponiéndose entre mi vista.

— No —niego— Estar aburrida me da hambre.

Blake alza una ceja ante lo que he dicho y luego ríe, para tirarse al puff que está a mi lado.

— Cameron está en la cocina, haciendo cosas raras —observo a Joey entrar de nuevo a la sala con una botella de agua— Le diré a Bart que nos paremos a comer en alguna parte.

— Apoyo eso —dice Blake quitándole la botella a Joey.

— ¡Eso es mío perra! —me lanzo encima de Blake para quitarle la botella haciendo que ambos terminemos en el piso.

— Que agresiva mujer —se queja tocando su estómago.

Lo ignoro para beber de la botella, y segundos después levantarme del piso para dirigirme a molestar a Cameron.

— Hola —digo llegando a su lado para asomarme a la cacerola, pero en cambio recibo un golpe en la frente con la cuchara de madera que hay en sus manos— ¡Ouch!

— No molestes mientras cocino.

— ¡Solo quería ver que había ahí!

— No me gusta que husmeen mientras cocino Martínez —dice en tono autoritario y quiero reírme.

— Bien —le hago mala cara— Cuando yo cocine tienes prohibido acercarte y probar —digo para empezar a caminar a la puerta.

— Tu ni cocinas —dice en tono burlón, así que me doy la vuelta para verlo.

— ¿Perdón? —alzo una ceja— Mi amor, te gane en una competencia de galletas. Incluso podría hacer mejor que tú la comida.

— ¿Me dijiste amor? —alza una ceja acompañada de una sonrisa coqueta— ¿Me has dicho amor?

— No lo dije literal —ruedo los ojos. Por un momento olvide que Cameron no es para nada mexicano, así que mi sarcasmo latino, no lo entiende.

— ¡Me has dicho amor Catherine! —dice riendo.

— Lo hice —sonrió— No te lo voy a explicar. Pero en absoluto, no te dije amor.

— Claro, acepta que estas enamorada de mí.

— No estoy enamorada de ti, orangután —digo comenzando a reír.

— Lo estas preciosa, lo estas —me guiña un ojo y yo niego.

— Oh dios, si te pondrás en ese plan. Me largo —digo alzando ambas manos para comenzar a caminar a la puerta.

— ¡ACEPTA QUE ME AMAS NENA! —grita cuando cierra la puerta detrás de mí. En la sala, ahora están la mayoría de los chicos, por lo tanto, han escuchado el grito de Cameron.

— ¿Amas a Cameron? —pregunta Willie.

— En sus sueños —digo yendo de nuevo al puff donde estaba antes de la charla incomoda con Cameron.

It's Cat | MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora