Capítulo 12

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Michael POV

A pesar que las cosas no se han calmado con el asunto de Linda, la policía pareció perder el interés en nuestro enfrentamiento de ese día. Seguramente encontraron alguna pista que desvió su atención.

Así que eso le dio luz verde a Lucas para entregarme un cargamento y una lista de direcciones que tenía que cubrir. 

La idea es empezar en una zona relegada de la ciudad. Cabe decir que es tan peligrosa que pueden quitarle las pertenencias a alguien sin que se de cuenta. Luego, distribuir una parte a otros canguros que venden cerca de colegios de alrededor y por último, vender en una discoteca de buen nombre, en donde todo es legal. 

Tres sitios en un día. Mucha mercancía que distribuir y mucho dinero que recaudar. Todo eso yo solo. 

No estoy entusiasmado con la misión. Sin duda el primer sitio va a ser un reto; entrar allá sin que me asalten, hacer lo que tengo que hacer y salir con el dinero. La única protección que tengo contra los que quieran intentar crear algún problema, es un pequeño objeto metálico que identifica a la banda de Lucas, no tiene una forma determinada, es como una espiral o un tornado pero que tiene espinas en los bordes.

—Este es el momento de la verdad—dice Lucas cuando ha cargado hasta el último paquete en una camioneta. Según él, me van a dejar entrar porque ya conocen el vehículo—. Quiero verte aquí a las dos de la mañana con mi plata o voy a estar muy molesto.

—Como digas—ignoro su comentario y me subo a la camioneta. 

—A las dos de la mañana con mis cinco grandes o tu pelirroja paga ese dinero en especie—amenaza acercándose a la ventana y hablando cada palabra con vehemencia. La expresión de su rostro demuestra que le satisface pensarlo. 

—Aquí estaré.

Sonríe maliciosamente y se aleja del auto. 

***

El primer sitio no es tan malo como esperaba. En dos ocasiones me alcancé a asustar por la forma en la que caminaban hacia mi, pero cuando vieron el símbolo que estaba pegado en mi camisa, se alejaron al mismo ritmo. 

La mercancía se vende de manera fácil, no me preocupo al final por quien se acerca o quien no, porque ya me he dado cuenta del poder que tienen ellos y serio que manejan el negocio. Casi todos los clientes conocen la forma de pedir característica, así que, yo sólo mantuve intercambiando paquetes por el dinero sin ningún problema. Sólo en dos ocasiones, unos tipos quisieron pedir rebaja, pero luego de repetirles el precio acordado y mostrarles el símbolo de la banda, accedieron a pagar completo.   

Luego de tres horas en el primer lugar, subo a la camioneta y me dirijo al segundo. 

Esta vez, el paisaje es diferente. Las calles son limpias y tranquilas; las casas grandes, con jardines y con mucho espacio entre ellas. Se nota que son personas ricas. 

Llego hasta la dirección y detengo la camioneta en la entrada del garaje. La puerta electrica empieza a subir hasta darme completo acceso. Parqueo el carro y no me bajo hasta que la puerta ha terminado de bajar. 

Un hombre aparece de frente a mi apuntándome con un arma. Levanto las manos para que no dispare y él me examina hasta que ve el símbolo. 

—¿Quien demonios eres? ¿Dónde está Mark?—grita desde su posición.

—Soy Mike, fui asignado por Lucas para entregar hoy. 

El hombre baja el arma y empieza a carcajearse. Casi no puede parar. Me quedo ahí, atónito de ese hombre que primero me estaba apuntando y ahora parece divertirse porque yo estoy aquí. 

—Lo sé, hombre. Todos los cambios tienen que ser avisados—dice entre carcajadas.

—Ohh —es lo único que sale de mi boca por el profundo temor que ya empieza a notarse.

—¡Vamos! ¡Has tu trabajo! Necesito ese cargamento en este cuarto antes de navidad—dice un poco más calmado pero denota su prisa. 

Doy un paso indeciso y luego toda mi adrenalina parece encenderse. Descargo con agilidad la parte del cargamento que viene para este sitio y lo dejo exactamente donde ese tipo me indica. Cuando ya estoy a punto de irme, el hombre se detiene al frente de la camioneta jugando con el arma, haciéndola girar con su dedo metido en el gatillo. 

—Dile a Lucas que la próxima vez que se retrase con la entrega, vamos a tener grandes problemas.

—Claro—digo mientras me subo al auto.

—Espero que no hayas sido quien generó el retraso, creo que me caes bien. Incluso mejor que el otro muchacho. Pareces desesperado por algo, así que supongo que no eres del todo libre, ¿o si?

—¿Perdón?—digo al no entender a lo que se refiere. 

—¿Por qué trabajas para un cabrón como Lucas? —pregunta con una sonrisa en el rostro y sin dejar de mover su arma—. Es un pedazo de mierda traicionero. Es bueno mientras eres quien le paga, pero esa posición en la que estás, es poco envidiada. 

—Yo... sólo tengo que hacerlo por esta vez—le digo con la esperanza que deje de hablar y pueda irme al próximo lugar. 

—Sigue creyendo eso... Mike—se retira y entra a la casa. La puerta del garaje empieza a abrirse, así que enciendo el motor y salgo de prisa. 

Mis dedos tiemblan en el volante. Mis nervios empiezan a traicionarme ahora que estoy por terminar esto. Ya ha pasado lo peor. Fui a un sitio horrible y a una casa de otro canguro. Estoy seguro que esos dos son mucho peor que una disco. 

Si eso es lo que creo ¿por qué estoy temblando? ¿Es efecto del arma? ¿O es la sensación que siempre se deja lo mejor para el final? Y para este escenario, lo mejor puede ser sumamente malo para mí. 

 

 

Mala alianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora