La rapidez y la astucia de agarrar por las caderas ha su hermana hizo que ambas se cayesen al suelo. Las dos se quedaron mirándose asustadas.
―Nayet estás bien.―Le dijo Gina abrazando a su hermana entre lágrimas.
―Creo que sí. Pero... ¿qué ha sido eso?―Las palabras apenas le salían a Nayet, su labio temblada del miedo que sentía. Asustada notando como su cuerpo temblaba intentaba recomponerse.
De pronto un auto se detuvo en seco, de él salió Rodrigo apresurado para comprobar que las dos mujeres se encontraban bien. Primero se aseguró que Nayet se calmase, le hizo entrega de una botella de agua, ella dio unos pequeños sorbos intentando controlar ese temor que pareciese que no se iba tan rápido.
―Nayet ¿estás bien?―Le preguntó Rodrigo preocupado.
―Sí, gracias Rodrigo ya me encuentro mejor.
―Gina déjame ver si estás herida.―Inmediatamente Rodrigo comenzó a examinar a Gina, al ver que estaba herida con su labio partido y algunas magulladuras fue hacia su auto, sacó un botiquín para curarla. Los ojos de él quedaron fijos en los de ella, se hizo un silencio, ninguno de los dos apartaba su miraba incluso algo dentro de ellos nacía. Dejando sus pensamientos e impulsos de poder besarla, Rodrigo despacio empezó a curarle el labio a Gina.
―Te duele―Pregunta él curándola con mucho mimo y cuidado de no hacerle daño.
―Tranquilo hay heridas que escuecen más o más bien palabras que te llegan al alma. Pero con un poco betadine todo se cura.
―Siento mucho lo que te dije Gina, yo...no debí decirte eso...además creo que no debo meterme en tu vida. Tan solo soy el pediatra de tú hija.
―De acuerdo. Y gracias por todo.―Respondió Gina escondiendo lo que sentía ante el contacto de Rodrigo. Como era posible que sus manos fundadas con guantes pudiesen traspasar su piel logrando de algún modo estremecerla. Aguantado sus ganas de tocarlo y probar a que saben sus labios Gina se incorporó evitando ser ayudada por él. De nuevo ese temblor golpeando su lado izquierdo, un leve cosquilleo se formaba en su estómago al percibir el aliento de él pegado a ella. La voz de Nayet interrumpiendo lo que sería un claro acercamiento, los devolvió a la realidad.
Aclarándose la garganta Rodrigo empezó preguntado por lo que había sucedido. Nayet empezó explicándole lo ocurrido.
―Pero creéis que esa pirada ha podido atropellarte.
―Quien si no―Respondió Gina mirando hacia otro lado, de pronto se percató de las cámaras de seguridad.
―Mirad Nayet, nuestro milagro por fin ha llegado. Esas cámaras van a demostrar que la pirada de la doctora ha intentado atropellarte.
―Como también se verá la sarta de hostias que le has dado. Y por ello te has quedado sin trabajo.
Rodrigo extrañado por lo que decía Nayet volvió a mirar a Gina que se encontraba con sus brazos cruzados por encima de su pecho. Inexplicablemente Rodrigo sintió la necesidad de ayudarla, por eso le hizo prometer a Gina que le ayudaría a encontrar trabajo. Gina al no poderse ver callada iba a protestar, su hermana la hizo callar con un pequeño golpe en el pie.
―Gracias Rodrigo por todo, ahora debemos irnos a casa. ―Le agradecía Nayet.
―Espera, dejadme que os acompañe hasta vuestra casa. ―Rodrigo se montó en su auto, junto a él Nayet y detrás Gina. Tras un cruce de miradas por el espejo retrovisor, Rodrigo preguntaba a Gina si deseaba trabajar como camarera en un restaurante de una amigo. Ella no pudo responderle puesto que no se explicaba porque Rodrigo se interesaba tanto en ayudarla. Solo cabía una posibilidad, que estuviera interesado en ella, o quizás lo hace por caridad. La segunda posibilidad era la más acertada, quiso pensar, para no volver hacerse ilusiones falsas. Tras dejar a Nayet en su casa, Rodrigo acompañó a Gina hasta la suya.
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Sigo Siendo La Misma
Romance*** 2 parte de NO SOY PERFECTA ¿Y?*** Como olvidar todos lo momentos bonitos y no los no tan bonitos. Es una cosa imposible. Tras su matrimonio y feliz casada con su guapo doctor. Las inseguridades vuelven ha aparecer en forma de celos en Nayet, tra...