Capitulo 30

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En toda la noche Gina no pudo dormir, solo pensaba una y otra vez en Gorka. Con una taza de café, se sentó en uno de los sillones  bajando la mirada hacia el vaso, sus pensamientos iban destinados a él, pero jamás podría entender ¿Por qué la trata así? Quería comprender el motivo, ¿Pero cuál es?

Harta de repasar escenas y cavilar palabras que no tenían mucha lógica, agarró su bolso y se marchó hacia la consulta de Rodrigo. En realidad necesitaba verlo y por alguna extraña razón lo echaba de menos.

―Buenos días Gina, qué se te ofrece.―Se dirigió a ella Rodrigo con una voz seria y mirada fría.

―Venía porque necesito hablar contigo Rodrigo, quiero que me cuentes lo que Karina te hizo. <<y porque quería verte>> eso último se lo reservó.

―Pierdes tú tiempo, o mejor dicho, pensaba que te lo había contado ella misma anoche cuando salisteis los tres muy alterados de la disco. No quiero ser grosero pero no sé que buscas en mí, yo solo soy el pediatra de tú hija, a la cual le debes respeto, y no andar con esas amistadas que no te aportan nada masque problemas.

―¡¡Basta ya!! No te voy a consentir que me hables así, y además como sabes tú...

―Te hablo porque alguien debe hacerte recapacitar, y lo segundo porque te vi. Yo te avisé, Karina es una mala mujer, no puedes confiar en ella, es envidiosa, sedienta de sexo y deseosa de salirse con la suya con tal de conseguir su propósito. Y tú, te dejas de llevar por ella, y ese piloto que a leguas se ve que solo le interesas para la cama. Me das pena Gina, lo que  más lastima me da es de Jennifer, porque ella está pagando las consecuencias de tus acciones.

―Entonces según tú, tengo que llevar una vida de monja, no puedo tener un poco de vida social porque lastimo a mi hija. Además sabes lo que te digo, que ha sido un error venir hasta aquí. Dame la receta que me marcho.

Rodrigo le extendió la receta, minutos después Gina se marchó enfurecida las palabras de Rodrigo le habían hecho mella y lo peor de todo es que le había lastimado con su verdad y la vergüenza de saber que la vio junto a Gorka y Karina.

De nuevo se cerró las posibilidades de acercase a ella, pensó Rodrigo. Una y otra vez se repetía que la tenía que olvidar porque su dolor de verla en brazos de otro hombre era inaguantable. Había pasado ya por eso cuando tuvo que divorciarse de su mujer por haberle engañado y todo por culpa de Karina, la que la indujo a un mundo donde Margarita no procedía pero quería averiguar.

 El día del divorcio se juró que ya no volvería a fijarse en otra mujer, se tomaría su tiempo para buscar la adecuada. Estuvo mucho tiempo que le costaba salir adelante sin el amor de su mujer, aun así y gracias a su carrera y el poder estar lejos de ella pudo olvidarla.

Desde aquel día que vio a Gina, con sus bellos ojos azules lo flechó, era como un llamamiento hacia su corazón, quería pensar que solo era belleza, pero una extraña fuerza lo empujaba para que la conociese. Primero se encariño con Jennifer, una niña tan dulce y cariñosa. Aun así la atracción que sentía hacia Gina se hacía mayor cada día, era como si lo hubiesen hechizado. Sin embargo el engaño había vuelto aparecer, a pesar de estar ella arrepentida, sabe que su amor será complicado.

Agotado por el día que había tenido recogió sus cosas y se marchó, el tiempo sería el encargado de hacerle olvidar a Gina.

Al salir del hospital Gina caminó hacia su auto intentando no pensar en lo sucedido, intentaba ser compresiva y aliviar su dolor. El problema era que ya no tenía ilusión por el amor. De su mente no podía sacar los recuerdos tan amargos y dolorosos que le habían llevado a esa situación, su corazón necesita tener un hombre a su lado que le diga cuanto la ama, y aun pensando en Rodrigo podría ser ese hombre. Hoy se había dado cuenta que no, es imposible que la ame.

Sigo Siendo La MismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora