Capítulo 28

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Capítulo 28

Salgo corriendo por la puerta con Rackson detrás mio. Sigo a Daria por el largo e interminable pasillo, hasta que traspasamos la puerta del salón y salimos a las orillas del bosque.

-Sam, te necesito como soldado, Rackson ve hacia la camioneta y ponte al mando. Nos dividiremos en dos grupos, Rackson tu estaras al mando del equipo B. Descubrieron a uno de nuestros grupos titulares, el que estaba en actividad en el día de hoy, en la zona norte por Flitckpark, diríjanse allí y búsquenlos. Necesito que encuentren todos los cuerpos con vida que les sea posible. Dejaré a cargo del edificio gris y de todo el recinto a Mitcom. Ya, pónganse en marcha.

Nos dirijimos a una de las seis camionetas que habían en la entrada. Eran grises con tonos verdes, al igual que todo aquí, no tenían puertas, ni tampoco techo, teníamos que subir saltando, aquí era todo mucho mas agil. Sin embargo, suplantando al techo, habían unos gruesos tubos de hierro también grises. Daria sube al Sheep y yo me subo tras de ella, suben cuatro personas de nosotras y el carro se pone en marcha. El llamado bosque esta solo a veinte minutos de allí, pero era una situación de emergencia y Daria estaba más preocupada que nunca. No la conozco demasiado pero si conozco esa expresión. Es la de mi padre, cuando me dejaba en el jardín todos los días, al tener yo solo tres años de edad, y me miraba con esa cara disfrazada con una sonrisa. Y ahora se el motivo de ese disfraz. No quería que me preocupara por lo que me podía llegar a pasar, quería que yo sepa que todo iba a estar bien, que no había nada de que preocuparse. Temía por mi. Y ahora Daria teme por su equipo, por la otra parte de su familia. Teme por ellos.

Llegamos a el lugar. Se vislumbraban los arboles bañados en llamas, el humo y las cenizas esparcidas por el suelo adornaban el lugar. El hedor a sangre y carne calcinada corria por el aire. Nos detenemos en el medio del desastre. No había nadie a quien atacar, pero nos habían atacado a nosotros. Lo único que quedaba de lo que presiento que fue una bomba, una emboscada, ya no está. Daria baja de la camioneta y las cuatro personas que iban detrás nuestro la siguen. Tardo un segundo en descender, me cuesta creer que alguien pueda hacer esto. Pero no alguien, yo. Yo causo todo esto, gracias a mi es todo esto. Me buscan, y lo se. Me quieren, y lo se. Estoy causando muertes, yo voy a causar la de ellos.

Al bajar tengo mucho cuidado al no pisar alguna extremidad del cuerpo de algún cuerpo. El primer cuerpo que veo se encuentra a diez metros de mi. Voy corriendo hacia este antes de que sea tarde, es una mujer. Supongo que antes era bonita, pero no le puedo distinguir demasiado la cara ya que esta golpeada. Tiene varios golpes sobre la nariz, sobre la boca y sobre las cejas, su nariz es larga y fina y su corto pelo negro rozando sus hombros. Acerco mis dedos hacia su cuello pero no hay oportunidad, ya es tarde. Poso mis dedos sobre mi boca y los apoyo sobre su frente y acto seguido, salgo en busca de algún cuerpo con vida.

Me acerco a un hombre a unos cincuenta metros de la mujer. Su cuerpo masizo se mueve a duras penas. Voy corriendo hacia el y le tomo el pulso, su cuello esta sangrando asi que rompo un pedazo de mi manga del traje y hago presión en la herida. Me doy cuenta que hay una vida que se puede salvar y grito. Al instante llegan a mi lado dos hombres, con cintas grises en el pecho, y me echan a un lado. Cargan al hombre de las dos piernas y por debajo de sus brazos y se lo llevan. Me quedo mirando a las dos personas y el herido irse hasta que un gemido me llama la atención. Doy vuelta rotundamente la cabeza y en un arbusto veo una mano. Corro lo más rápido que mis pies pueden y me arrastro al otro lado de este, escondida en los arbustos.

El cuerpo que gimió está metido dentro del arbusto. No al costado, no sobre, dentro. Trato de jalarle la mano, pero no le quiero hacer daño. Su mano está cálida y es suave, realmente suave, a pesar de la tierra y las cenizas. No puedo sacarlo porque dos cuerpos ya sin vida están sobre él, les tomo el pulso rápidamente a los dos cuerpos que aplastan al primero, uno de ellos es pelirrojo, empiezo a respirar agitadamente y me da un vuelco al corazón al pensar que puede llegar a ser Darkson. Lo doy vuelta de espaldas para verle el rostro, ya que estaba con la cabeza apoyada en las cenizas. Mis palpitaciones se van haciendo más leves y mi respiración se regula porque era un hombre que yo no tuve el honor de conocer. Pero también es tarde para ellos, ya no tienen vida. Son cadáveres, cuerpos inertes. Empujo lo más suavemente posible a los dos individuos. Agarro su tibia mano y en el momento que me preparo para tirar, esta se aferra a mi mano y recorre electricidad por todo mi cuerpo. Tiro del cuerpo hacía mi. Tiro otra vez y el individuo sale de debajo del arbusto, pero no es capaz de moverse, solo de gemir. Lo arrastro a mi lado, todavía no soltaba mi mano. El hombre, tiene el ondulado cabello teñido de ceniza, hojas y tierra, por lo tanto no distingo el color de su pelo, pero al abrir débilmente sus ojos, una sensación de esperanza, seguridad y confort despierta dentro de mí, y la descarga eléctrica vuelve a mi cuerpo. Sus ojos esmeraldas miraban mis ojos con un brillo de agradecimiento y tranquilidad. Su traje verde musgo, al igual que el mío, del lado izquierdo está derramando sangre. Su brazo izquierdo está descubierto ya que la parte del traje que cubría su brazo está chamuscado, la tela desapareció y remplazándola hay una fina capa de piel. La sangre que emana de su torso moja parte de la tela de mis rodillas. Abro su traje y una húmeda camiseta, bañada en sangre y sudor que alguna vez fue de color blanco, cubre su torso. Desgarro como puedo su remera y ahí veo la profunda herida en la parte izquierda de su torso, hecha por lo visto con un cuchillo de doble filo. Puedo ver la carne cortada y sangre, es lo único que veo. Uso los andrajos de lo que era su camiseta y presiono. Emite un gemido de dolor que, si hubiese sido otro momento, hubiese gritado. Presiono, y la sangre se va regulando y mis manos se bañan en sangre. Grito el nombre de Daria y en cuestión de minutos, ella ya está allí. La veo venir junto con un hombre y noto que entre los dos levantan al cuerpo moribundo. 

Pero él, nunca me soltó la mano.

Daño GeneticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora