Capítulo 30.

42 1 1
                                    

Pase toda la tarde en la enfermería. El me explico un monton de cosas sobre ese lugar, me contó como llego hasta allí y me enseñó como aprenderme las Areas.

-¿Entonces tú estas en el Área…?

-Área C, Ala cuatro- responde él.

En la habitación resuena el golpeteo de alguien en la puerta y la puerta que se abre. Los dos nos quedamos mirando, y entra una mujer gorda con una bandeja de comida. Tiene el cabello amarronado con rulos en él.

-Zev, te traigo tu comida. Daria dice que no vas a poder salir de aquí hasta dentro de dos días, dice que te tienes que reponer… Oh, querida, no te vi, ¿quieres que te traiga algo de comer también?

-Si, Cookie- dice Zev- tráele algo de comer y algo de beber, la pobre chica también bebe. La anciana asiente y sale de la habitación.

- ¿Ahora tengo que comer contigo?- digo en tono autoritario y un dejo de broma.

-Si, no esperas dejar a un enfermo indefenso aquí abajo, ¿no? Además, tu me salvaste. Mira si me tienes que salvar otra vez, novata.

A los pocos minutos traen mi comida. Era un pedazo de carne con unas papas a su lado, y un vaso de agua.

-Mira lo que te traen a ti- exclama Zev ofendido- Carne con papas. Y a mí un puré de calabaza con algo que no sé que es, como si estuviese mal del estomago o algo así.

-Deja de quejarte y come- le espeto yo. Zev bufa y acto seguido empieza a comer.

Al poco rato de terminar, este se queda dormido. Su leve respiración ambienta la sala. Lo único que hago es observar como su pecho sube y baja. Sentía que ya era hora de irme. Me levanto lo más suavemente que puedo de la silla y voy hacia la puerta. Al abrirla me encuentro con el chico de la bata blanca que me crucé viniendo hacia aquí. Hace una inclinación de cabeza y me dice:

-Sam, soy Marcus, encargado del hospital y el área de defensa corporal, mucho gusto. Una chica está a cargo de Zev, pero no puede venir. ¿Sería mucho pedir, ya que pasaste la tarde aquí, si te puedes quedar a vigilarlo? Sólo por si él siente algún dolor en el abdomen o en su brazo, por favor.

-Emm... Está bien- respondo yo. Lo único que quería era llegar a mi habitación y encontrarme con mi suave cama esperándome para acostarme- Sí, claro. Me quedaré.

-Gracias, Sam. Pronto nos veremos en clase- me dedica una última sonrisa y se va. Empujo la puerta y lo observo dormir. Voy hasta la silla al lado de su cama y apoyo mi brazo en el caño de ésta para no caerme y a los pocos minutos, su mano encuentra la mía.

A la mañana siguiente su estornudo me despierta. Abro los ojos y me doy cuenta que mi mano sigue apretando la suya ya que él no se había esforzado en sacarla.

-Lo único que te hace falta es que agarres un resfriado- le digo bromeando

-Dios mío, como roncas!- dice riendo. Yo esbozo una sonrisa y digo:

-Cállate, tuve que quedarme para asegurarme de que no mueras, ya que la otra chica no podía venir.

-Oh... Si- Dice sonando un poco molesto y decepcionado- Tengo hambre, tu no?-dice cambiando de tema- Me he despertado hace una hora pero te quería esperar para desayunar conmigo

-Sí, tengo hambre- digo un tanto ruborizada- y Cookie?

-Ha venido hace un rato. Ha traído una bandeja para ti y una para mí, me siguen tratando como un enfermo por lo tanto me trajeron tostadas con mermelada de frutilla. Odio la frutilla. Acerca mi bandeja y veo que tengo un sándwich de queso, con un jugo de naranja recién exprimido y frio. Y él, como ya había dicho, tenía tres tostadas doradas con un frasco de mermelada de color rojo y pintitas amarronadas, obviamente la pulpa de la frutilla, con también un jugo de naranja.

-No te quejes, tienes un jugo de naranja igual que yo

-Esto sigue siendo un asco- Dice, y comienza a comer. Tomo mi jugo y como mi sándwich. Estaba delicioso, queso fundido con el suave sabor del jugo. El termina antes que yo y deja su bandeja al lado de la cama y observa mi comida. Me observa a mí.

-No me mires con esa cara de cachorro degollado, no te voy a dar- le digo comiendo

-Tranquilízate, solo estaba observando de todos los placeres que me tengo que privar.

-Mañana ya vas a comer la comida común-digo sonriendo. Le doy el último mordisco a mi sándwich y tomo casi todo lo que faltaba del jugo.

-Yo no hablaba...- dice el pero un ruido lo interrumpió. Alguien entraba corriendo por la puerta. Una mujer. Pero no una mujer. Triana. Corro en el momento justo mi silla, ya que ella pasa por mi lado directo hacia la cama.

-Bebe, estas bien!- dice abalanzándose sobre él y comiéndole la boca a besos desesperados, abrazándolo. El queda estupefacto y hace un ruido de dolor. Me atraganto con mi jugo y dejo mi bandeja a un lado. Me levanto de mi silla y voy hacia la puerta.

-Sam...- exclama él cuando me ve salir a través de la puerta.

Zev

No quería que ella presencie el "acto de amor" de Triana, no ha estado por dos días y ahora se interesa por mí, parecía un fantasma para ella ayer por la noche. Tampoco quería que ella se vaya, me agradaba su compañía, me hacía sentir yo mismo. Giro la cabeza en torno a la puerta mientras Triana seguía besándome, y veo a Sam salir por ella.

-Sam...- intento decir, pero ella ya se había ido. -Hey, Triana, Triana, me haces mal, todavía me duele

-Ay, lo siento, amor- se disculpa ella, sale de encima mío, se alisa la ropa y se sienta en la silla en la que hace un par de minutos estaba sentada Sam. Triana trata de agarrarme la mano, y acto reflejo la deslizo por un costado.

- Qué te pasa?- dice en tono confundido

-Qué me pasa dices? He estado en Flitwick, nos atacaron con bombas y soldados, casi me quedo sin parte de mi abdomen, mi brazo casi se hace polvo, he estado aquí un día y no has venido a preguntar ni como estoy? Estas de broma, Triana? -Tenía que hacer cosas, Daria me encargo un par de tareas y tuve que realizarlas. No todo gira en torno a ti -No estoy diciendo eso! Podrías decirle a Daria que te conceda un minuto, hasta ella vino aquí!! Solo un minuto Triana!

-Está bien- dice en tono avergonzado, como cuando a un niño lo regaña su madre y sabe que tiene razón- de todas formas, que hacia ella aquí?

-Remplazando tu lugar

Capítulo dedicado a Saielin. Te amo puta, gracias por todo

Daño GeneticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora