Capítulo 27

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A la mañana siguiente, me despierto temprano y veo a Daria terminando de cambiarse en el cuarto. Llevaba un traje verde, igual que el del día anterior con la cinta naranja cubriéndole una parte pequeña del pecho.

-Buenos días, Sam. Ponte esto- Sobre la cama me deja un traje verde igual que el de ella y con una cintita azul Francia- Vamos al comedor, tienes que comer algo. Ayer te dormiste luego de nuestra charla y no cenaste.- y sale de la habitación. Al decir eso el estomago me hace un estruendoso ruido, como si un león rugiera dentro mío. Me cambio rápidamente, me pongo el traje que me queda justo a la medida y salgo tras de ella. Al llegar al comedor, una enorme sala de color también gris con bancos y mesas familiares me hace acordar a una aventura de campo, este se queda en silencio. Todos me observan, siento sus miradas en la parte trasera de mi cuello. Me doy cuenta que todos tienen el mismo traje verde. Algunos, muy pocos, tienen puestas cintas de color violeta demasiado oscuro. Daria me agarra del brazo y me arrastra hacia una mesa en la que distingo a Darkson, con su larga melena rojiza. Me siento y ella hace lo mismo a mi lado.

Este, estaba al lado de una chica, una chica muy atractiva, con cabello negro mezclado con un color plateado, ojos verdes que resaltaban con su cabello y un par de pecas que adornaban gran parte de sus mejillas y parte de su fina nariz.

Darkson levanta la vista de su plato de huevos y le da un codazo a la chica.

-Darkson, Triana- dice Daria al sentarse- ella es Sam, tu- dice señalando al pelirrojo- ya la conoces, pero no los he presentado formalmente.

Estiro la mano hacia Triana, me mira, y esboza una sonrisa. Estira su mano hacia mí y yo la tomo. Su piel está fría. Sus manos también están bañadas de pecas, no tanto como su cara, pero también las tiene. El color de su tez me impacto desde el primer momento en que la vi, es de color mate. Blanco mate. Ella también tiene puesto un traje verde pero no tenía ninguna cinta sobre su pecho.

-Bienvenida- me dice- En donde estas?

-Que?-Digo en un tono confuso

-Cierto, eres nueva, disculpa- Sus mejillas se ponen rojizas y dice en un tono avergonzado- Yo estoy en el Área C, ala cuatro. Tu donde duermes, con quien digo?

-Ella está conmigo- interviene Daria- Área A, ala veinticuatro- dice dirigiéndose a mi. Asiento con la cabeza. En la noche, en la habitación de Daria, no había nadie, eso quiere decir, que ella duerme sola, tiene un “área” para ella sola. De seguro porque es la jefa. No sabía que este edificio sería tan grande, no sabía cuanta gente éramos en este “recinto”, no sabía cuántas habitaciones, baños, comedores había aquí dentro.

Daria se levanta de la mesa y en un par de minutos regresa cargando dos platos. Me acerca uno e instantáneamente me lo como. Eran huevos con arvejas en ellos. Estaba esponjoso, suave y delicioso… Estaba delicioso. Agarro un trozo de pan, estaba caliente y crujiente. La comida era gloriosa.

Al terminar mi desayuno, después de medio día sin comer, el león que llevaba dentro de mi dejo de rugir, Daria me llevo hacia la entrada del edificio gris, donde todo el bullicio del comedor no estaba. Mire por fuera de la puerta, habían varios soldados vigilando el comienzo de los arboles, pero no demasiados ya que de seguro la mayoría fueron a patrullar las entradas de el bosque.

-Sam, eres nueva en todo esto, por lo tanto quiero que hoy, solo por hoy, la primera parte del día vas a practicar tiro con arma de fuego, he visto que tienes un talento nato, y por la tarde juntaras frutas con Margio. Luego te preparare para que estés conmigo como soldado. Pero por este tiempo que no tienes tanto conocimiento y experiencia quiero que te quedes aquí- Dice en tono autoritario

-Está bien

-Te acompañare hasta el Área B, ala cinco. Allí es la sala de entrenamiento.

Me lleva por un largo pasillo, caminamos unos minutos. Pasábamos varias puertas y subimos varios tramos de escaleras, paso junto a una puerta que decía: Área C, ala cuatro. Donde duerme Triana. Hasta que llegamos a una gran puerta azul que me hacia acordar al día de mi prueba, en el que conocí a Daria, en el que me dijeron una mentira, básicamente, el que fue el peor día de mi vida.

Entramos a la sala, era de color rojo demasiado opaco, con partes grises y en las paredes habían cuchillos y armas de todo tipo. Hay tres cabinas pegada una al lado de otra, y frente a cada una, a un par de metros, habían moldes hechos de papel que representaban personas pintados con círculos azules y un único círculo rojo en el corazón. Al lado de la primer cabina de la fila hay un hombre alto y sin pelo. Al voltearse, nos ve a Daria y a mí. El hombre tenía tatuajes en la cabeza y en parte de sus hombros lo que me lleva a pensar que también los tiene en los brazos, pero no puedo visualizarlos gracias a los trajes. El también tenía uno verde pero en cambio, el tenia una cinta amarilla.

-Rackson, te dejo a Sam, tiene que practicar disparo y puntería. Dale cuchillos y armas

Media hora después ya sabía lanzar cuchillos y me acercaba demasiado al blanco. Rackson era muy amigable, y tenía solo cuatro años más que yo. Supongo que parece más grande gracias a su falta de cabello. En la nariz tenía dos aros de plata que me daban impresión. El traje me hacía sentir rara. Sentía que en cualquier instante alguien vendría y me dispararía. O pasaría algo extraño. Pero no. Aquí estoy a salvo. Hay gente que me protege.

Disparo. Casi doy al blanco.

Voy a hacer nuevos amigos. Voy a hacer una familia. Voy a luchar por el país. Voy a hacer que paguen. Voy a matarlos.

Disparo. Acierto justo en el corazón….

Un sonido me saca de mi practica y doy vuelta la cabeza hacia Rackson y el tenía la misma expresión de confusión que yo. Su cara estaba pálida y sus ojos abiertos como platos. Sujeto el arma con fuerza y Rackson saca su arma de su traje y la sostiene.

Otra explosión.

No es aquí, sino el edificio hubiese temblado o algo sin embargo no paso nada de eso. Fue una explosión a lo lejos.

Daria entra violentamente en la sala y casi en un grito dice:

-Sam, Rackson, los necesito abajo, ahora. 

Daño GeneticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora