Capitulo 2

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Son las nueve y diez minutos cuando salgo de mi casa. Me subo al auto de Peter, mi madre va delante y Peter sale de la casa con un juego de llaves y haciendo un estruendo con la puerta. El auto se puso en marcha y en veinte minutos, ya estábamos allí.

Estacionamos frente a la entrada al edificio.

-Porque vinimos tan temprano?- Pregunto

-Sam, en estas cosas hay que ser puntuales- Peter, sigue demostrando su lealtad a el gobierno.

-Samantha- Replico con enfado para corregirlo. Nunca le tuve mucho afecto. Será porque se conocieron en la muerte de mi padre, eso definitivamente no me había resultado de gracia. O será por su estricta forma de pensar y de tratarme como algo que no se puede valorar cuando es respecto a mi opinión, si estuviese sola con el, de seguro me mantendría en mi habitación encerrada, pero gracias a la presencia de mi madre, eso nunca pasó.

Lo miro en tono desafiante. Sabe que no me agrada. Yo no le agrado.

Mi madre estira el brazo hacia mi, y el otro hacia Peter. Los dos la miramos. Obviamente siente la tensión del ambiente.

-Y si ya nos bajamos?

-Esta bien- Responde Peter. Me mira fijo. Me sonríe y vuelve la vista a mi madre, le toca la mejilla con una mano y la acerca hacia el. Repentinamente me bajo del auto. No soporto todo esto, tengo los ojos llorosos, porque cada vez que miro a Peter con mi madre, recuerdo a mi padre.

Sentado, en las escaleras del edificio, esta Fred. Al fin. Giro la cabeza y allí esta ella, llegando. Ahí está Madison, tan hermosa como siempre, su cabello color canela trenzado con un par de flores en el. Con una pollera que le quedaba hermosa y un top negro. Gira su cabeza y nos vemos. Hacemos un juego de miradas y nos sonreímos. Fred, no se había dado cuenta de nuestra llegada.

-Fredward!!!!- Gritamos al unisonó. Fred entorna su cabeza hacia nosotras y nos dedica una mirada de furia y confusión. Odiaba que la gente sepa su nombre.

Madison, Fred y yo somos mejores amigos desde la infancia. Vamos a las escuela juntos. Jamás nos separamos. Madison y yo no conocemos a sus padres, nunca habla de ellos, vamos a su casa, cuando esta solo con Berta, la mucama.

Fred se levanta y nosotras vamos corriendo hacia el. Con un abrazo nos eleva dos centímetros del suelo. Como era de esperar, terminamos cayendo, y estallamos en la risa.

-Se supone… que tenemos… que estar limpios… para estas asquerosas pruebas- Dice agitado. Nos levanta y lo miramos. Fred se puede decir que es bastante atractivo. Tiene el pelo negro azabache y revoltoso, unos ojos color avellana y tiene, lo que se puede decir, bastante relieve corporal. Es el tipo de chico que esta constantemente llamando la atención por su belleza. Ha salido con muchas chicas, pero nunca se ha enamorado  de  alguna. En la escuela, cuando las chicas pasan por nuestro lado y cuchichean lanzándonos miradas de odio a nosotras dos, Madison finge que es su novia y roza su mejilla con los labios, mientras se van y nos fulminan con la mirada. Mientras tanto, nosotros tres, reimos.

Miro mi reloj. Son las nueve y cuarenta y cinco minutos.

-Vamos, faltan quince minutos.

Nos alisamos las ropas y entramos. Muchos conocidos, ya están dentro.

Nueve y cincuenta y cinco minutos

-Porque tienes esa cara?- Me pregunta Madison

-Peter. –Respondo arrastrando las palabras

-Déjalo, sabes que es un idiota- dijo Fred posando una mano en mi hombro

-Lo que no se, es como voy a soportar seguir viviendo en esa casa.

-Ya vas a superarlo, nosotros te vamos a ayudar

Si. Eso lo sabía. Lo que yo no sabía era si yo era normal o no. Si estaba enferma o no. Si pertenecía a esta sociedad o no. Si pasaría esa prueba o no. No tenía en claro nada. Yo no soy normal. Hay algo en mi que no es como el de todos. Hay algo en mi que ni Fred, ni Madison pueden entender. Yo, quiero ser normal, y tener una vida como la de mi madre? O prefiero ser una enferma antes de que me manipulen toda mi vida? Antes de que mi palabra no valga? Antes de temer que mis hijos sean manipulados al crecer al igual que yo?

Diez.

Empezaron a llamar a chicos y chicas de mi edad. Había una lista, en la que nos ordenaban por letra del apellido.

Dos chicos.

Una chica.

Madison.

Se tardó un par de minutos antes de salir. El resultado lo publican en un tablero con nuestros nombres y nuestra categoría (enfermos/normales) y luego cada padre, con cada hijo, entran a un salón para charlar sobre lo ocurrido. A los que terminan el análisis, pasan a otra sala donde, allí, publican el tablero y los padres van junto con los supervisores de las pruebas y pasan a una tercera habitación.

-Samantha Robsmint- Llamó un hombre desde la puerta a una sala.

Daño GeneticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora