Capítulo 32

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Al salir del comedor, Triana se había quedado mirándonos con furia supongo que porque le afecto lo que Nash le dijo ya que, creo que hubiese querido ser ella la que hubiese salvado a Zev y le molesta el motivo de que haya sido yo, y Zev con cara de confusión y un dejo, al igual que ella, de furia.

Dos horas más tarde, nos encontramos con Rackson en la sala de tiro. Había bastantes jóvenes dentro. Nos posicionamos con Nash en una de las cabinas de tiro y tomamos dos armas. Después de un largo rato de dispararle al centro nos movemos y dejamos pasar a otras personas a la cabina, y con nuestras armas, nos dirigimos a el espacio abierto, este consistía en afiches con formas de personas en ellos, íbamos a practicar más tiro con un arma de fuego y luego íbamos a practicar el resto del tiempo tiro con arma blanca. En la sala había demasiado bullicio, ruido de balas al rebotar contra el suave y acolchonado piso de goma, voces agudas y graves al gritar o parlotear y cuchillos clavándose en sus blancos y yo, en lo único que pensaba era en darle al blanco, pensando que este era una persona real. Rackson estaba parado en el medio de la sala, observando con la ayuda de Park. Los dos se movían en círculos a observar si había problemas mientras mantenían una simpática charla. Nash, al ver lo que yo observaba dice:

-Park y Rackson se conocieron a los 7 años de Park y a los 9 de Rackson. El día en que murió nuestra madre en Plickpark, nuestra ciudad…

-Espera espera- la interrumpo- ¿dos semanas y no me has dicho que Park es tu hermano? ¿Cuándo pensabas decírmelo?

-Tranquilízate, fiera, ni que influenciara en tu vida- dice seriamente con una sonrisa que decoraba su rostro- prosigo, al morir nuestra madre, no teníamos a donde ir, ya que nuestro padre al nacer yo, se volvió alcohólico y no lo hemos visto desde entonces, yo no lo llegue a conocer. Ella murió gracias a que estaba en contra del gobierno y aliada con los Subterrene, que son lo mismo que nosotros pero en cambio ellos se dedican a vigilar la ciudad más de cerca, estando debajo de esta. Frente a nuestra casa, había una pequeña alcantarilla que estaba tapada pero si eras la persona correcta la que pedía el pase te lo concedían a lo que había debajo, mi madre lo tenía. Un día dos agentes del gobierno, una mujer rubia y alta con una cicatriz que le iba desde el ojo hasta la mandíbula y un hombre de mediana estatura con cabello negro, la encontraron saliendo de allí. Yo estaba en mi habitación, mirando todo por la ventana con apenas cinco años cumplidos ese mismo día. El hombre la agarro de su fino y suave cabello y tiro de ellos mientras la mujer le apuntaba con un arma. Después de varios golpes en el abdomen, estomago y cabeza mi madre seguía sin revelar nada así que, acto seguido, la mujer le disparo. Un solo disparo en el pecho que causo la muerte instantánea de mi madre. Un grito recorrió la sala y Park entro en la habitación. Gruesas lágrimas corrían por mis mejillas. Al ver lo que estaba sucediendo, deposito su mano sobre mi boca y me hizo una señal de silencio pero era tarde, la mujer ya nos había visto a través del ventanal. Park me llevo rápidamente hacia el piso de abajo, debajo de las escaleras había una pequeña habitación en donde había una pequeña cama que, debajo de ella se asomaba una compuerta. Park corrió sigilosamente la cama y abrió la compuerta. Se oían ruidos en la entrada. Entró en la oscura habitación mientras Park me seguia y corria la cama, para que nadie pueda encontrarnos.

“Pero eso no era una habitación, era un pasillo, un extenso corredor iluminado por tenues luces y lo único que hicimos, fue seguirlo. Pasados unos cuantos minutos, llegamos a una puerta. Una puerta de metal y acero solido inoxidable y a su lado, un tablero repleto de números. Las lágrimas seguían surcando mi rostro, lo tenía hinchado y los ojos me ardían, tenía la vista nublada y mis piernas me estaban fallando hasta que todo se volvió negro.

 “Al despertar, me encontré en una cama acolchonada y suave. No corría frio ya que estaba tapada hasta los hombros. Al levantar la cabeza, veo a una joven mujer colocando algunas prendas de ropa sobre mi cama y tres niños jugar alrededor de ella, dos pelirrojos y uno castaño. Rackson, Darkson y mi hermano, Park.”

Daño GeneticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora