Capítulo 10: la primera clase (parte 2)

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La lava desapareció después de unos minutos. Los brazos de ambos temblaban. Largo tiempo pasaron colgados del filo de la montaña y, lo que fueron tan solo unos instantes, se convirtió en un eterno tormento que les dejó las secuelas de un temblor en los bíceps.

—¡Auch! —exclamó el muchacho.

Después de un tiempo en el simulador, la temperatura en el ambiente había aumentado. El cabello rubio de Cameron se pegaba a su frente gracias al sudor, el sol era tan abrasador que tocar su nuca le ardía. Hace ya largo tiempo que habían dejado la selva atrás, por lo que conseguir un transporte o atajo sería necesario para llegar con su equipo. Lastimosamente, ella no contaba con algún mapa para guiarse y, al juzgar el rostro cansado de su compañero, quizá necesitaban realizar una pausa.

—¿Te duele? —preguntó la nueva observando cómo el adolescente se tocaba el brazo.

—Cómo no me va a doler si estuvimos un largo rato colgados.

El integrante del equipo naranja realmente lucía como su padre en una versión más joven. Era rubio, de ojos claros, con las mejillas pecosas y dos dientes delanteros ligeramente separados. Era difícil mirar hacia el rostro sin querer apretar sus mejillas. Entre todos sus compañeros, parecía ser el más bajo de todos. Su estatura le llegaba poco arriba de los hombros.

—Fui condescendiente —carraspeó la otra regresando a su realidad—. Agradece que no te dejé en aquel árbol.

La americana llevó su mano a la cantimplora que llevaba colgando del cinturón. Resultaba un tanto extraño el ver tanta cordialidad de un profesional que ahora trabajaba para el equipo negro. Usualmente los amigos de Blake solían trabajar solamente entre ellos, pues eran demasiado cuidadosos al no dejar a cualquiera entrar en su círculo. Quizá esa era una de las principales razones por las que intentó con todas sus fuerzas el ser parte de ellos. Cameron realmente no era el favorito en su equipo, y eso se debía a que era el personaje más enclenque y débil de su salón. ¿Cómo no pudo notar que ellos jamás tuvieron intención de integrarlo? Ella era todo lo que él jamás sería. Fuerte, valiente, y no una burla como él.

Pese a sus intentos por olvidarlo, no dejó pasar el tema y mostró curiosidad nuevamente.

—¿Por qué me ayudaste? —preguntó él— Lo hiciste ese día en la entrada y nuevamente el día de hoy. En realidad, no te sirvo mucho, soy el último integrante con vida en mi equipo. Ustedes tienen completamente asegurada la victoria.

—¿Estás implorando que te mate? —su compañera elevó una ceja a lo que el otro negó con la cabeza.

—N-n-no es lo que quise decir.

— Entonces no vuelvas a hacer preguntas del estilo. Te ayudé porque quise. No intentes encontrarle significado.

La de los ojos grisáceos bebió del agua y enroscó la tapa de su botella ocultando su rostro del sujeto. Si se lo preguntaba, ella tampoco sabía porque lo había dejado con vida. Aliado o no, solo un equipo ganaría la clase. ¿Por qué cargar con otro peso encima? ¿Sería que el parecido con su padre la había ablandado un poco? Era un auténtico desperdicio de su tiempo, sin embargo, escapar con los gemelos Chong tampoco era buena opción.

Cráter [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora