La educación en el espionaje es un tema importante en el mundo de los agentes secretos. CRATER está oculta del ojo público y solo los más astutos podrán encontrarla. Resolver conflictos internacionales, enamorarse, y cumplir un horario de clase son...
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La luz fue lo primero que sacudió los sentidos de la adolescente al despertar. Milah podía escuchar el batir de las olas, el dulce aroma a café recién hecho y los susurros de varias personas. En su mente trataba de hacer un recordatorio de las últimas horas en que había permanecido despierta; las imágenes eran borrosas, quizás demasiado perturbadoras como para recordarlas. Su cabeza dolía, pero no tenía la suficiente fuerza para moverla.
—¿Cómo se te ocurre haberla traído a este lugar? —dijo una voz áspera a lo lejos.
—¿Qué esperabas que hiciera? ¿Dejarla con los Anderson otro año más?
Aquellas dos voces parecían familiares, no podía abrir los ojos para comprobar de quienes eran, pero sí medir su proximidad. Poca era su memoria de las últimas horas que había pasado en el cráter. ¿Qué había sucedido y por qué se encontraba inconsciente?
La joven escuchó un sonido aproximándose hacia su cuerpo, fue intensificando a medida que sentía la presión de una aguja insertándose en su antebrazo. Los ojos grises de la chica se abrieron de repente, observando hacia el techo sin ninguna idea de donde estaba o junto con quien; confundida y desorientada trató de levantarse. Sus ojos ardían por el brillo de la luz.
—Ya despertó —anunció alguien sentado a su lado.
La americana giró su cuello para ver de quien se trataba. Aquel atractivo muchacho de ojos azules se había inclinado lo bastante como para que pudiera observarlo. Con una lamparita, apuntó a sus pupilas cerciorándose que estuviera bien.
—Querida, finalmente despertaste —dijo la voz de su tía. Geovanna se encontraba a los pies de su cama e inmediatamente se colocó a su costado para sujetarle la mano.
La muchacha de pronto lo recordó como un golpe de realidad. Deseaba apartarse de su agarre para poder exteriorizar su rabia.
—¡Tu! —exclamó tomando asiento.
La adolescente irguió su cuerpo, aún con la intravenosa conectada y se abalanzó sobre Blake, quien estupefacto, permanecía sobre sus talones.
—¿Qué estás pensando en hacerme preciosa? —titubeó el chico claramente nervioso.
El sujeto elevó las manos y caminó hacia atrás sin esforzarse realmente en detenerla. Había pocos centímetros de diferencia entre ellos por lo que quedar cara a cara no era difícil. Sujetó el cuello de su playera, alzando el puño para golpearlo.
Cuatro horas antes...
Geovanna y su sobrina se plantaron sobre una abertura que las cobijó en el interior de un ascensor de cristal. Al parecer ambas querían hablar de lo sucedido, pero ninguna se atrevía a comenzar. «¿Todos en el CRÁTER se comportan así?» se cuestionó la americana al recordar la escena en la entrada «¿Soy la única que piensa que es raro ver a un muchacho colgado de cabeza?»