Capítulo 6: El simulador

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"Amenazar de muerte a su prima" no era la forma en la que esperaba dar su primera impresión en la familia

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"Amenazar de muerte a su prima" no era la forma en la que esperaba dar su primera impresión en la familia. Podría sentirse patética, avergonzada, pero lo que más le albergaba era rabia. Milah no podía avanzar sin revivir las palabras que había escuchado de Juliette «Simplemente no me agrada» «No la necesitamos» «Una bastarda como ella nunca podría entender la complejidad de nuestro trabajo». Había sido muy directa con ella llamándola de una manera horrible. Ella no le había hecho nada malo en... Bueno, darle un golpe en la nariz no era algo que debería considerarse como "nada malo".

Estaba muy molesta, pero no podía mostrar que le afectaba.

En la parte inferior de la escuela en un lugar al que llamaban "el búnker", los estudiantes se preparaban para tomar sus primeras clases del día. El lugar parecía una pecera gigante. Las paredes eran de un material parecido al cristal reflejando el azul del océano. Cuando giró su rostro hacia su reflejo, no pudo evitar asustarse. Era muy inquietante voltear hacia el mar.

—¡Hey! Ustedes dos —exclamó alguien a lo lejos— ¿Han visto a una chica de cabello castaño y ojos grisáceos?

Milah escuchó la voz de Blake preguntar por ella a unos metros de distancia. Su piel se erizó y rápidamente trató de acelerar el paso hacia el salón más cercano, podía escuchar que la llamaba.

En cuanto sus ojos repararon en el interior, comprobó que el interior de la sala no era lo que se esperaba. El salón de supervivencia era enorme. Había palcos en lo más alto del cuarto, vestidores, una enfermería y una sala de cristal vacía siendo esta la que ocupaba más espacio en el centro. Para ser un espacio amplio, las únicas personas presentes se encontraban sentadas en las tarimas a lo más lejos de su vista.

Al único que divisó de cerca fue a Guido, el gondolero de ojos verdes que la trajo al Cráter junto a su tía. El cabeza de brócoli caminaba de un lado a otro, peinando su cabello hacia atrás en una coleta esponjada. El italiano parecía nervioso, tan absorto que no se había percatado de la presencia de la chica. Cuando ella se acercó a saludarlo, el muchacho hizo un salto hacia atrás.

—H-h-hola —contestó nervioso— ¿T-t-tú vas a ser mi asesora en el simulador?

La pecosa elevó una ceja sin entender de lo que le hablaba. El joven, apenado, mordió su labio en respuesta. Parecía ser alguien inseguro, Milah lo notó por su forma balbuceante de hablar. Él la había recordado del día anterior cuando la llevó junto a Geovanna en su góndola. No dejaba de decirle lo importante que era y que, si se juntaba con personas como Blake, debía ser alguien importante.

—Me llamo Milah Anderson —se presentó formalmente la señorita extendiendo su mano para estrechar la suya.

Correspondiendo al saludo, el de los ojos esmeralda se impresionó de su amabilidad.

—Guido Di Laurenzzo —respondió el varón.

El italiano cayó en cuenta de que era muy hermosa, su rostro y sus orejas se tornaron rojizos en cuanto notó que ella se había percatado de cómo la observaba. Llevó sus manos a su cara y dejó un ligero espacio por donde su ojo se asomó.

Cráter [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora