Disclaimer: El siguiente capítulo aborda temas que pudieran resultar sensibles para el lector debido a temas de relaciones entre personas con una amplia brecha de edad. El siguiente capítulo no busca alentar o romantizar las acciones expresadas.
•••
En cuanto escuchó su saludo, Milah no pudo evitar contraerse. Aún recordaba la última vez que lo vio y el cómo ella, con tan poco orgullo, le había suplicado que se quedara. El profesor se veía sorprendido, pero sin ninguna intención de evadir su contacto, ella deslizó su mano bajo su pecho desnudo; piel cálida y aroma a cedro como recordaba. Al ver su tatuaje, juntó toda su energía para no echarse a llorar.
Había pasado poco tiempo desde su último encuentro, dos años cuando mucho. Por esas mismas fechas, Milah había dejado su carrera de atletismo y comenzado un periodo de rebelión. Por un instante su memoria volvió a aquel día frente a la academia del departamento de policías. El señor Anderson se había estacionado con la intención de recitar su discurso para antes de que pudiera ingresar.
—Es por tu bien Milah —dijo en aquel entonces su padre con el rostro decaído.
El internado West Avenue era una academia de verano para jóvenes conflictivos cuyo edificio tenía la apariencia de un reformatorio, gris, opaco y con poca entrada de luz. Para David no era nada sencillo el dejar a su hija por dos meses y medio; sin embargo, las autoridades no le habían dado otra opción.
—No es justo —soltó la morena cruzada de brazos— Solo porque la casa de las siamesas se redujo en pedazos...
—Cenizas —la corrigió su padre— Y tienes suerte de que su familia no presentará cargos o en este momento estarías en prisión.
La muchacha se encorvó al ver la expresión en su rostro. El Señor Anderson seguía bastante enojado; podía notarlo por lo tenso de su quijada o lo fuerte que se aferraba al volante. Verdaderamente esta era la primera ocasión dónde sabía que nada que le dijera lograría persuadirlo.
—No te metas en problemas —advirtió el señor D—. Cualquier cosa, prométeme que le avisarás a la autoridad más cercana.
—Sí papá.
Al igual que en una escuela militar, su semana comenzaba a las cinco de la mañana con tareas rigurosas que podían ir desde correr en medio de la lluvia hasta cargar con costales de arena a lo alto de un monte. Su contacto era cero con el mundo exterior; portaban uniformes del ejército y botas pesadas.
El campamento de verano tenía la intención de ser un sitio que reformaba el carácter y disciplina en los jóvenes; sin embargo, varios de sus estudiantes parecían divertirse como si fueran vacaciones. Quizá fue por la sensación de peligro o la falta de supervisión paternal. Retar su fuerza y habilidad física le provocaba a Milah la misma satisfacción que al competir en una nacional.
ESTÁS LEYENDO
Cráter [Libro I]
Misterio / SuspensoLa educación en el espionaje es un tema importante en el mundo de los agentes secretos. CRATER está oculta del ojo público y solo los más astutos podrán encontrarla. Resolver conflictos internacionales, enamorarse, y cumplir un horario de clase son...