19 POV Sam

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-¿Qué rayos te pasa?- me dijo el hada madrina en cuanto Rebeca se fue.
-No se veía feliz- le dije.
-Ella será feliz. Está destinada a ser feliz con un príncipe.-
-Ella no cree en el destino.-
-Déjala seguir su destino.-
Apreté los puños sintiéndome inútil.
-Volveré pronto y si ella no es feliz me la llevaré.-
-No debes ser egoísta. Sabes que la necesitamos para que reine la paz. ¡Acabamos de salir de una guerra! Perdimos a gente importante.-
Suspiré recordando a Emilio.
-De acuerdo-
-Vamos. Tenemos que llegar al hospital.-
Puso su mano en mi hombro y yo la retiré.
Caminamos uno junto al otro.
No puedo creer que acababa de dejar al amor de mi vida e iba al hospital.
Antes pasamos a la cabaña para cambiarme.
Emilio duró unos días en el hospital, pero la tristeza se lo llevó poco a poco. Seguido escribía cartas y las tiraba a la basura.
Finalmente, me entregó una carta para Naila.
-¿Ya le entregaste el frasco?-
-Aún no- le respondí.
-Bien. Quiero que también le des esta carta.-
-¿No quieres volverla a ver? Podría decirle que...-
-No Sam. No quiero que me vea así. ¿Lo entiendes?-
-Sí.-
-LordLob, ¿lo conocías?- me sorprendió su pregunta. -Él te conocía-
- No sé por qué me conocía. Nunca lo había visto en persona.-
-No me quiso decir nada. Hay cosas que nunca sabremos, ¿verdad?-
-Supongo-
-Algo me dice que deberías de buscar a Cenicienta.-
-No lo haré. No podría dejarla ir después de eso.-
-Es sólo una corazonada.-
-Ya estás viejo para corazonadas, ¿no crees?- Al menos esa vez lo vi reírse.
Estaba en la cabaña cuando me enteré de su muerte. El funeral se celebraría al día siguiente y fui a la habitación de Emilio antes de irme.
-Te extraño, amigo.- susurré a la nada.
Al llegar al velorio, me siento muy triste. Por alguna razón el hada madrina no quiso acompañarme camino hacia aquí y se había quedado en la cabaña.
Me dicen que pase a decir unas palabras, es lo menos que puedo hacer por él.
-Emilio es el mago más valiente que conocí. Era fuerte y sabía lo que quería. No discriminaba porque sabía que todos tenemos la capacidad de cambiar el mundo. Gracias a él, ganamos la guerra. Pero no me importaría seguir luchando si su voz sigue aquí para darnos órdenes y aclararnos el panorama para hacer lo correcto. Fue uno de mis más grandes amigos. Pero ahora está en un lugar mejor y estoy seguro de que lo veremos pronto.-
Voy a mi asiento sin mirar el rostro de los que me tocan el hombro.
Luego me formo en la inmensa fila de los que vienen a despedirse. Hay demasiadas flores, que a penas y se puede llegar a él sin pisarlas.
Cuando llego a él, no puedo evitar pensar que está bromeando y que se levantará y bromeará sobre como venció a LordLob.
Una rosa fue puesta sobre su pecho por una delgada mano.
-Me gustó tu discurso. Incluso me dieron ganas de aplaudir.- miré su rostro, incrédulo.
-¿Rebeca? Pero qué ra...-
-Lo recordé todo y cuando me enteré...- se le quebró la voz y la abracé enseguida.- No es justo-
-No. No lo es.-
Tengo que admitir que tenerla en mis brazos me hacía sentir un poco mejor. Aunque estaba seguro de que no duraría.
-¿Fue mi culpa?-
-No. Por supuesto que no. Nunca vuelvas a decir eso.-
La acerqué más a mí.
-Lo voy a extrañar.-
Acarició el cristal y empezó a alejarse sin soltar mi mano.
Así que le hice un gesto de despedida antes de alejarme también.
Volvimos a la cabaña después de que acabara todo.
En todo este tiempo no pude soltar su mano.
-Y ahora, ¿cuál es tu plan?-
-Voy a volver- me dijo y yo solté su mano.
-Esperaba que te quedaras.-
-No puedo hacerlo.-
-¿Seguirás tu destino? Porque hasta donde recuerdo, tú no crees en el destino.-
-Claro que creo en el destino.-
Me pensaba marchar porque sentía que el dolor acabaría conmigo, pero ella me detuvo.- Mi destino es terminar contigo.- Me detuve y la miré a los ojos, los cuales brillaban por las lágrimas.- Pero no ahora. Ahora hay un pueblo que me necesita. Incluso los mágicos me necesitan para que haya paz. No puedo dejar todo porque entonces la muerte de Emilio sería en vano. Pero al final, cuando todo esto acabe, te prometo que estaré a tu lado por el resto de los tiempos.-
-¿Cuándo crees que acabe exactamente?-
-Será interesante averiguarlo.-
-Entonces te prometo que esperaré.-
-No lo hagas- dijo y se mordió el labio de forma encantadora.
-Creo que habrá más vidas y en una de ellas estaremos juntos.-
-Seguro que sí-
Me abrazó y me besó en la mejilla y yo la besé en la frente.
-¡Nos veremos luego, destino!-
-Nos vemos-
Se alejó y recién entonces me di cuenta de que no llevaba un zapato.  Sonreí mientras pensaba "Y luego dice que no es Cenicienta."

Mi Princesa IngeniosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora