"9 Complices"

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Sam me guió hasta un pasillo en el que había muchas puertas.

-No te molestes con él, Rebeca. Se toma muy en serio lo de proteger a Naila- me dijo

-No entiendo por qué. Es obvio que puede cuidarse sola.-

-¿La conoces?-

-Ayer pasé la noche en su casa-

-Me intriga el hecho de que una humana tenga tanto contacto con los seres mágicos.-

-No debería.-

-¿Qué haces aquí? Esta guerra no debería ser asunto tuyo.-

-Lo es desde que se llevaron a mi... un hada madrina que me importa-

-¿Qué era de ti esa hada madrina?-

Emilio me dijo que no le dijera a nadie que era Cenicienta, pero al parecer mi historia me conecta con ese nombre de alguna u otra forma... ¿mentir será mi única opción?

-No te incumbe.-

-Vamos. Puedes confiar en mí.- 

-Era mi... ya sabes, mi madre.-

-Oh- en su mirada noté que comprendía el dolor que se sentía al perder a una madre. -Lo siento de verdad.-

-¿Tú por qué participas en esto?

-Se llevaron a mi familia. Puede que ni siquiera estén vivos ya, pero la esperanza es lo último que muere.- dijo con una media sonrisa.

-¿Para qué se los llevan?- 

-Quitarles su magia, sacarles información, cosas así.-

-¿Y luego los asesinan?-

-A la gran mayoría sí. Pero a otros, como a Emilio, los usan para hacer experimentos sobre como obtener la magia-

-Eso es horrible.-

-Él siempre ha dicho que logró escapar gracias a Naila. Por eso es tan importante para él protegerla.-

Me sentí mal por haber sentido algo negativo hacia Emilio. Él sólo estaba haciendo lo mismo que yo: ayudar a quien lo ayudo.

-Quise ayudarla, ¿sabes? Cuando se la llevaron, pero parecía que no me oían ni veían.-

-No lo hacían. No pueden ver ni oír a los humanos... a menos que beban del lago del bosque encantado. Me pregunto de dónde sacan tanta información- Sus palabras me dieron una idea.

-¡Eso es, Sam!-

-¿Qué cosa?-

-Ellos no pueden verme. Puedo ser una espía y así saber sus planes y dejarnos ir un paso adelante.-

-Es peligroso, irracional y...-

-Buena idea- le completo yo.

-Emilio no te dejará-

-No necesito el permiso de Emilio.-

-Pero él es...-

-Tú jefe- ambos volteamos y vimos a Emilio tras nosotros.- Sam, déjame hablar con Rebeca a solas.-

-Sí, señor.-

Sam se fue y me dejó con Emilio.

-Escucha- le dije- quiero ayudar y no puedes...-

-Me pareció buena idea-

-impedir... ¿qué? ¿de verdad?-

-Sí. Pero tienes que seguir mis ordenes. A la primera que me desobedezcas, te regreso al pueblo y te entrego de la mano a tu madrastra.-

-No serías capaz.-

-No me pongas a prueba.-

-Bien, ¿a quién vigilaré?-

-Un zorro es el encargado de buscar el bosque encantado. Necesito que lo sigas y me mantengas informado. Es imposible que te encuentres en peligro, pero no se lo digas a nadie.-

-¿Por qué no?-

-Últimamente ha habido varias emboscadas, hay un traidor entre nosotros y hasta que no averigüe quién no podemos confiar en nadie.-

-De acuerdo.-

-Sígueme-

Lo seguí hasta la puerta de salida.

-Olvídalo niña. Debes regresar al pueblo porque eres un peligro para la misión.-

-Pero... no quiero volver.- Me guiñó el ojo sin que nadie más lo notara. Sentí un gran alivio.-Me necesitas y lo sabes.-

-Los mágicos no necesitamos de humanos.-      

Si no fuera porque me guiñó el ojo hace unos segundos, le hubiera pateado la cara... es más, ¿por qué no?

Le di una patada en la espinilla y me alejé, dejándolo retorciéndose de dolor. Noté una sonrisa de diversión en Sam y le sonreí antes de salir.  

Mi Princesa IngeniosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora