Sam me guió hasta un pasillo en el que había muchas puertas.
-No te molestes con él, Rebeca. Se toma muy en serio lo de proteger a Naila- me dijo
-No entiendo por qué. Es obvio que puede cuidarse sola.-
-¿La conoces?-
-Ayer pasé la noche en su casa-
-Me intriga el hecho de que una humana tenga tanto contacto con los seres mágicos.-
-No debería.-
-¿Qué haces aquí? Esta guerra no debería ser asunto tuyo.-
-Lo es desde que se llevaron a mi... un hada madrina que me importa-
-¿Qué era de ti esa hada madrina?-
Emilio me dijo que no le dijera a nadie que era Cenicienta, pero al parecer mi historia me conecta con ese nombre de alguna u otra forma... ¿mentir será mi única opción?
-No te incumbe.-
-Vamos. Puedes confiar en mí.-
-Era mi... ya sabes, mi madre.-
-Oh- en su mirada noté que comprendía el dolor que se sentía al perder a una madre. -Lo siento de verdad.-
-¿Tú por qué participas en esto?
-Se llevaron a mi familia. Puede que ni siquiera estén vivos ya, pero la esperanza es lo último que muere.- dijo con una media sonrisa.
-¿Para qué se los llevan?-
-Quitarles su magia, sacarles información, cosas así.-
-¿Y luego los asesinan?-
-A la gran mayoría sí. Pero a otros, como a Emilio, los usan para hacer experimentos sobre como obtener la magia-
-Eso es horrible.-
-Él siempre ha dicho que logró escapar gracias a Naila. Por eso es tan importante para él protegerla.-
Me sentí mal por haber sentido algo negativo hacia Emilio. Él sólo estaba haciendo lo mismo que yo: ayudar a quien lo ayudo.
-Quise ayudarla, ¿sabes? Cuando se la llevaron, pero parecía que no me oían ni veían.-
-No lo hacían. No pueden ver ni oír a los humanos... a menos que beban del lago del bosque encantado. Me pregunto de dónde sacan tanta información- Sus palabras me dieron una idea.
-¡Eso es, Sam!-
-¿Qué cosa?-
-Ellos no pueden verme. Puedo ser una espía y así saber sus planes y dejarnos ir un paso adelante.-
-Es peligroso, irracional y...-
-Buena idea- le completo yo.
-Emilio no te dejará-
-No necesito el permiso de Emilio.-
-Pero él es...-
-Tú jefe- ambos volteamos y vimos a Emilio tras nosotros.- Sam, déjame hablar con Rebeca a solas.-
-Sí, señor.-
Sam se fue y me dejó con Emilio.
-Escucha- le dije- quiero ayudar y no puedes...-
-Me pareció buena idea-
-impedir... ¿qué? ¿de verdad?-
-Sí. Pero tienes que seguir mis ordenes. A la primera que me desobedezcas, te regreso al pueblo y te entrego de la mano a tu madrastra.-
-No serías capaz.-
-No me pongas a prueba.-
-Bien, ¿a quién vigilaré?-
-Un zorro es el encargado de buscar el bosque encantado. Necesito que lo sigas y me mantengas informado. Es imposible que te encuentres en peligro, pero no se lo digas a nadie.-
-¿Por qué no?-
-Últimamente ha habido varias emboscadas, hay un traidor entre nosotros y hasta que no averigüe quién no podemos confiar en nadie.-
-De acuerdo.-
-Sígueme-
Lo seguí hasta la puerta de salida.
-Olvídalo niña. Debes regresar al pueblo porque eres un peligro para la misión.-
-Pero... no quiero volver.- Me guiñó el ojo sin que nadie más lo notara. Sentí un gran alivio.-Me necesitas y lo sabes.-
-Los mágicos no necesitamos de humanos.-
Si no fuera porque me guiñó el ojo hace unos segundos, le hubiera pateado la cara... es más, ¿por qué no?
Le di una patada en la espinilla y me alejé, dejándolo retorciéndose de dolor. Noté una sonrisa de diversión en Sam y le sonreí antes de salir.
ESTÁS LEYENDO
Mi Princesa Ingeniosa
Фэнтези"-Tienes que quedarte. Esperar y aguantar. Está en tu destino.- me dijo el madrina. -¿Y hay algo bueno después de eso?- -Sí. Algo maravilloso.- -¿Y después de eso qué?- El hada madrina suspiró con molestia -¡Lárgate! Me da lo mismo. Un deseo menos...