Me había pasado el resto de la mañana y toda la tarde preparándome para el baile, había repasado nuevamente mi discurso, mis hermanas me han ayudado con el peinado, y el maquillaje ya que yo no soy buena en ello, mi cabello siempre luce desaliñado y mi rostro ni una pisca de maquillaje, pero ahora ni yo misma me reconocía, horas antes había tenido una discusión con mis hermanas que me habían pintado prácticamente como a un payaso y yo les había dicho anda de brillerío, solo quería una maquillaje sobrio, es decir no mucho, así que de tanto pelear por fin me lo quitaron y me maquillaron correctamente.
—Te veías hermosa antes—dijo Julie
La mire mal y rectificó
—Así también te ves hermosas, si no que antes
—Mejor cállate antes que te dé tu merecido
—No te creo, pequeña mocosa
—Pues lo haría pero no quiero arruinarme el manicure que tú mismo me hiciste.
Faltaban ya solo cinco minutos para las siete
—Ojalá que llegue, sería feo llegar al baile sin pareja—comentó mi hermana mayor Julie.
—Él llegará, no se atrevería a dejarme plantada.
—Pues tienes razón allí viene, y déjame decirte que se lo ve muy pero muy bien y más en ese carro—dijo Ginger que estaba mirando hace tiempo por la ventana.
—Déjame ver—dijo Julie y por poco no la manda al piso
—Julie, tú tienes un esposo— se quejó Ginger— y además es el amigo de tu hermana menor, deja de mirarlo como si fuera comida.
—Por tener esposo eso no quiere decir que no tengo ojos, y sí necesita que alguien le dé una buena mordida
Mi cara de seguro debió de ser un poema, un mar de emociones, entre asco, asombro, y coraje.
—Sandy es cierto, si tú no lo muerdes otra lo hará.
—Julie él es mi amigo, ¿dónde dejastes a David?
—Abajo, nuestra madre estaba horneando galletas y se quedó a esperar para comer.
—Me voy a despedir entonces
—Te acompaño—dijeron a coro, y la dos se rieron. Siempre había sido así parecieran gemelas pero con años de diferencia, si una comenzaba una oración la otra la terminaba y como en este caso contestaban iguales, yo no era así, ahora entiendo el por qué, yo no soy verdaderamente su hermana pero me siguen tratando igual y eso se lo agradezco a ambas.
—Espero que nuestro padre no comience a molestar
Me había olvidado, él estaba aquí también pero ya no me molesta como antes, solo me mira y hace una mueca de burla como diciendo ya lo sabe, no hay peor venganza que esa, pero me pongo a pensar, pero si no le he hecho nada, no le he quitado nada.
Cuando bajábamos las escaleras sonó el timbre
—Yo abro— dijo una pequeña vocecita
Y lo sentimos antes de verlo, ese niño era un torbellino, abrió la puerta y nos encontramos a Alejandro que estaba guapísimo en su traje negro y con un hermoso ramo de rosas, pero había algo en su mirar, su sonrisa se veía forzada.
Mi madre salió de la cocina justo cuando mi pequeño hombre interrogaba a Alejandro.
—¿La traerás antes de la medianoche?
—Claro que sí enano, la traeré antes de la medianoche
—Está bien, si no la traes a esa hora se va a convertir de nuevo en calabaza y no quiero que en su escuela se burlen de ella.
—David—grité yo, mientras que todos se reían por las ocurrencias de ese diablillo.
—Claro pequeño—volvió a decirle Alejandro, su sonrisa con mi sobrino se veía más sincera pero cuando su mirada recayó en mí volvía ser plana y fingida.
—Querido—dijo mi madre—te ves tan apuesto—lo abrazó y le agarró de los cachetes, se veía tan adorable.
—Mamá ya suéltalo, que lo vas a dejar sin cachetes— me hizo caso y lo soltó, miré a Alejandro para ver su característica mirada de gracias, pero no estaba allí solo seguía esa sonrisa fingida que tanto conocía y no sabía por qué la usaba conmigo.
—¿Nos vamos Alejandro? — le pregunté
—Claro—me dice secamente.
Mis hermanas tosieron para hacerme saber que había escuchado esa respuesta mal, sabían que él no era así conmigo y de seguro el día de mañana me preguntaran que pasa, y bueno yo también quiero saber qué pasa.
—Esperen —dijo mi madre— falta la foto.
—No madre, no es necesario—dije.
—Claro que es necesario
Nos hizo posar para la foto, que va, las fotos, creo que llenaría un álbum solo con las de ese momento. Noté a Alejandro distante, él es de abrazos, pero en esta ocasión había mucha distancia entre nosotros y no solo física, lo sentía también en lo emocional.
Ya en el carro le pregunte lo que le estaba pasando
—¿Al?
—Sí— dijo mirando a la carretera.
—¿Qué te pasa?
Me miró brevemente y volvió a mirar hacia al frente
—Nada ¿por qué?
—Enserio dímelo, en mi puedes confiar.
Sonrió, no te la manera que siempre sonreía, sino de una manera cruel, casi siniestra.
—Claro que sé que puedo confiar en ti Sandy— dijo me sonó como irónico, pero lo deje pasar.
—Entonces dime, ¿qué ocurre?, si no quieres ir al baile solo dímelo y no vamos, es solo un baile.
—Claro que quiero ir al baile, no me lo quiero perder por nada en el mundo, va a ser muy interesante, y además tú tienes que dar el discurso, no lo olvides, el director se molestará mucho si no lo das.
—Vaya, es lo más largo que has dicho en todo el trayecto, ya me estabas asustando te lo tan callado que estabas.
—Hay momentos Sandy en lo que mejor se debe hacer es callarse.
Lo sentí eso como doble sentido, pero lo descarté rápidamente, no iba a dejar que ideas estúpidas arruinaran esta noche.
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Listen to me - Saga Remember me (Libro I)
Ficção Adolescente¿Qué pasa cuando todo lo que pensabas que era tu vida es una completa farsa?... Él me vio y sus ojos reflejaban un odio vivo, sacó de su bolsillo trasero un encendedor, en la mano derecha la carta estrujada y con la otra encendió el mechero y le p...